lunes, 24 de octubre de 2011

A LAS PREGUNTAS SIN RESPUESTA DE DON ALFREDO RELAÑO

Sr. Director del diario AS

El miércoles 27 de julio de 2011 leo en el diario AS, algo inusual en las editoriales de la prensa deportiva: un pedido del señor Relaño invitando a los lectores a participar en la producción y difusión de la prensa deportiva. Y con este argumento me tomo el placer de escribir esta carta que alguien le puede acercar.
Las cuatro preguntas que en voz alta y mirando de soslayo, a la audiencia, lanza a sus lectores son una invitación muy provocativa...¿Y?
Tal vez para que algún especialista en temas de arrogancia o desconfianza, pudiera proyectar alguna oscuridad ante tamaña luminosidad. Tal vez algún lector pueda desplegar los interrogantes que como dados soltó al azar veraniego de la pretemporada futbolística.
Las preguntas están encadenadas y son necesarias entre sí para el tema que usted desde hace tiempo se plantea. Además en los confines de su alma ¿no pensó alguna vez que en el fútbol, también, surgen situaciones aparentemente incomprensibles?
Sin más rodeo para lo que usted no tiene respuesta (o quiso que lo especificar un especialista) es para la ENVIDIA y dos de sus máscaras: la soberbia y el sentimiento de inferioridad.
En la historia del Real Madrid, no siempre hubo obstáculos para que un jugador fichara por el club blanco (muy al contrario el prestigio se vestía de merengue tanto para el vendedor como para comprador) sin embargo en lo que llevamos de siglo, lo que el Real Madrid suele comprar es caro siendo costosa su adquisición y, cuando vende es genero de segunda y más barato.
Usted señala en su editorial: ¿Qué hace mal el Madrid? ¿Es la desconfianza hacia la capital? ¿Es que se mueve con arrogancia y no sabe hacerlo¿ ¿Es sólo una moda irracional? Confesando que no tiene respuestas.
Los dirigentes y no el Real Madrid (institución señorial y deportiva) repito, los dirigentes de los clubes de fútbol, a veces, son prepotentes, narcisistas de más, arrogándose de soberbia, en un mercado de muchas vanidades, ante los demás. Podemos incluir a los periodistas, médicos, técnicos, agentes, familiares, jugadores y aficionados en este club de los que creen TENER o SER y poco necesitan que no se pueda comprar con dinero.
Del otro lado está la otra máscara de la envidia que viene representada por los mentirosos y mediocres que rodean el deporte o cualquier otra actividad laboral, estando ahí para dificultar el crecimiento de los jóvenes, aprovecharse del trabajo de todos y querer imponer sus opiniones como verdades científicas e incuestionables. Siendo el sentimiento inconsciente de inferioridad el mecanismo que interviene con frecuencia en estos casos sin diagnosticar. En este grupo se pueden incluir los mismos personajes nombrados anteriormente, siendo generalmente la actitud del miserable, del haragán, del eterno perdedor, del que raya el coche que nunca podrá conducir, similar al que nadie deja comer y menos gozar.
Es decir, a veces, la envidia del dirigente (o cualquier otro personaje) que compra se manifiesta en arrogancia y prepotencia del escudo que representa o el color del dinero que maneja, creyendo que sus trofeos son más valiosos que los del club que le paga y, a veces la envidia del dirigente que vende se manifiesta en el complejo sentimiento de inferioridad y culpa estropeando el negocio de varios, tal vez porque nunca podrá lo que al otro le atribuye.
No es desconfianza ni moda irracional, son sentimientos inconscientes presentes en cualquier negociación, por eso es tan importante la presencia de especialistas que sepan escuchar: qué sucede cuando beneficiándose varias instituciones y profesionales no puede llevarse adelante el trato.


Esperando no convencerle de nada, reciba un cordial saludo.

Dr. Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
Especialista en Dirección Deportiva
www.carlosfernandezdelganso.com

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