viernes, 30 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández den el CURSO SUPERIOR DE DIRECCIÓN DEPORTIVA de la RFEF


PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL
LA VARIBLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA (Y 7ª Parte)


Con respecto a LAS SUPERSTICIONES, decir que no hay casualidades, hay causalidad. Existe el azar, pero tiene leyes, nada ocurre en el humano porque sí. Todo lo que pasa en el Departamento de un equipo de fútbol es para algo o para alguien. Nada ocurre porque sí, no es por casualidad que el fútbol lo estudien y piensen y trabajen en él, no sólo los futbolistas, sino también profesionales licenciados como: preparadores físicos, médicos, abogados, informáticos, fisioterapeutas, psicólogos, periodistas, dentistas, psicoanalistas, arquitectos, ingenieros, sociólogos.
El deseo inconsciente cuando no se lo conoce o se lo niega, funciona en contra de uno, al igual que lo haría la alarma de incendios de una casa o el piloto de la gasolina del coche, pero cuando se lo reconoce y se lo tiene en cuenta, el Inconsciente es en todos los casos nuestro mayor aliado.
Es cierto que hay personas que prefieren creer en el mal de ojo, los gatos negros, el número trece, el color amarillo, la mala o la buena suerte, pero debemos saber que en estos casos, el sujeto no toma una actitud participativa en lo que le sucede, prefiere poner fuera de sí, los sucesos de la vida en lugar de implicarse. Aceptamos que en la historia de la civilización hemos pasado por diferentes pensamientos entre ellos el pensamiento mágico-animista, y el humano lo hereda todo, pero debemos saber que tenemos la edad de nuestros prejuicios.
La humanidad no vive jamás por entero en el presente, de modo que en las ideologías del Súper Yo perviven el pasado, la tradición racial, nacional, y solo ceden muy lentamente a las influencias del presente, desempeñando en la vida de los hombres mientras actúan por medio del Súper Yo, un importante papel, independiente de las circunstancias económicas.
Un grupo es psíquico, es una reunión de individuos que han introducido a una misma persona en sus respectivos super yoes, y que a causa de esta comunidad se han identificado unos con otros en su yo. Fórmula, nos enseña Freud, que sólo sirve para aquellos grupos que tienen un jefe. Y esto es un grupo, y sin grupo no hay equipo, aunque jueguen juntos en la misma formación. Si hay grupo hay equipo, y un grupo anhela el triunfo, la victoria y siempre es más grande, fuerte y poderosa que un sujeto solitario o un genio aislado.
No todos están preparados para el éxito y el prestigio. Debemos saber que hay tendencias sufridoras en la personalidad, de modo que no todos queremos afrontar más beneficios, más trofeos, superar record, ganar más dinero, ya que ello nos transformaría la personalidad. Es más fácil cambiar de sexo que cambiar de clase social, y esto a su vez es más sencillo que cambiar de barrio. Hay un gran temor a volverse unos tiranos, unos soberbios, dictadores y despertar la envidia ajena, o la propia. Porque uno también puede envidiarse así mismo. Puesto a envidiar el humano puede envidiarlo todo. A veces no se quiere ganar más para no compartir.
Estas notas son un primer acercamiento a conocimientos básicos para un Director Deportivo en el desempeño de sus funciones. Quedan muchos otros temas estructurales por desarrollar que serán motivo de otros encuentros en un futuro cercano.
Gracias

lunes, 19 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández den el CURSO SUPERIOR DE DIRECCIÓN DEPORTIVA de la RFEF

Lejanías. Miguel O. Menassa

PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL
LA VARIABLE AFECTIVA EN LA ALTA DIRECCIÓN (6ª Parte)


LA TOLERANCIA nos habla de la aceptación de los semejantes como diferentes. El mal de finales del siglo pasado y principios de este siglo XXI, es la intolerancia, nadie tolera a los demás, a veces ni a uno mismo. Los humanos solemos ser para los otros como cuerpos extraños, esas reacciones inmunológicas donde se reacciona contra lo nuevo, considerándolo extraño y perjudicial. Algo así como que, todo aquello que uno no hubiera pensado previamente no es válido, si lo que leo o me enseñan no se le ocurrió antes o a solas se tiende a despreciar la novedad, donde los mejores valores son los de la familia, donde uno creció, y no se acepta ninguna imperfección y la culpa de todo está fuera de uno mismo y es la realidad la que me ataca. Cuando deberíamos saber que el mayor tirano de uno mismo, el peor enemigo de uno, está dentro de uno. Y lo mejor de uno está fuera de uno, lo que mejor puede hablar de una persona son sus productos, sus resultados, los efectos del trabajo.
La gran tendencia individualista en los humanos es uno de los factores más importantes para el fracaso o la dificultad en un equipo, una empresa o una institución. Es el grupo siempre y en todos los casos el que produce los sujetos, el que produce directivos, entrenadores, jugadores. Es la Institución la que nos cobija, es la empresa la que crea funciones que un trabajador puede desempeñar y no al revés.
La intolerancia al dinero y al éxito es otro de los factores que influyen en un equipo de fútbol. En los afectos y sentimientos se ve la ideología que tenemos de las cosas y las personas. Y la ideología no es tanto lo que digo sino lo que hago.
Recordemos que la ideología es algo heredado, que en su momento perteneció a alguien, que nos enseñaron en la familia, el colegio, el barrio y aunque la consideremos como algo propio y original no lo es. Son frases, pensamientos, ideas, opiniones que dirigen nuestra vida. Por ejemplo nadie nos suele enseñar a trabajar para más allá de aquello que necesitamos, hay pensamientos populares de que “trabajar mata” o ¡parece que quieres ser el más rico del cementerio! etc. Cuando en realidad si se produce más de lo que uno puede gastar, se está produciendo plusvalía, y como algo se nos caerá de las manos, estamos generando con el trabajo una riqueza para otros, luego es un verdadero gesto de amor, producir más de lo que necesitamos y es un gesto egoísta, producir justito solo lo que necesitamos y no trabajar más.
Nuestra manera de pensar está determinada por la personalidad y ésta se conformó durante la infancia en la cual la familia como transmisora de ideología es determinante. La ideología se transmite de manera inconsciente, y no se puede no tener ideología. Si, se puede interpretar y con ello transformar.
LA SEGURIDAD en uno mismo o la inseguridad hablan en todos los casos de la aceptación de la función que desempeñamos en el club. Si estamos bien plantados en la función, esta nos protege ante los vaivenes y dificultades de nuestros afectos, pero si dudamos del equipo, de la táctica, si chocamos con el entrenador aunque no lo expresemos, aunque no se lo digamos, si discrepamos con la ideología del club o la ciudad que representa, si considero que cuando no juego es por favoritismos del entrenador, que no hay nadie mejor que yo, que nadie tiene más conocimientos que yo, que los otros siempre quieren engañarme, si se piensa así, se vivirá y trabajará en una continua zozobra, y los resultados de su trabajo no serán los adecuados.
Los trabajadores, los directivos, los jugadores, los profesionales somos el envoltorio del club, somos los representantes de la institución deportiva, luego lo que hacemos y decimos es la imagen que damos del club, y cuando discrepamos con el club o con las indicaciones de los directivos, mostramos inconscientemente este desacuerdo y esto siempre trae consecuencias.
Las dificultades en el club, es decir todas las relaciones a nivel horizontal con los compañeros y todas las relaciones verticales con los superiores e inferiores, se muestran en nuestro quehacer y en nuestro decir, y esto no se puede ocultar porque tenemos inconsciente, y siempre se muestra. Se muestra cuando estamos a favor de la idea, del proyecto del club y se muestra cuando no estamos a favor del club.
Un jugador puede entrenar fuertemente, pero falla en los partidos, un director deportivo trabaja intensamente, pero falla en los fichajes, un entrenador trabaja intensamente pero los resultados no son buenos, hay que preguntarse por los deseos inconscientes que anidan en estas personas. Tal vez se sientan solas, incomunicadas, tal vez sean individualistas y no acepten ayudas.
Al ser humano por haber sido ayudado a crecer en su infancia, se le genera una deuda, que le lleva a no aceptar, con agrado, nunca más ayudas de nadie. Recuerdo el caso de un famoso magistrado, y lo cuento porque esta información apareció en la prensa, que una vez acabó sus estudios de derecho y aprobó sus oposiciones de juez, le devolvió a su padre todo el dinero que se había gastado con él, desde los 18 años. El padre no lo aceptó, pero el hijo demostró poco agradecimiento con sus progenitores, porque primero éste dinero que pagaba ahora, no es de ninguna manera aquel que le permitió estudiar, y segundo la deuda simbólica que uno adquiere con la familia, la puede pagar con otros jóvenes, para que haya mundo, civilización. Pensemos que somos seres privilegiados hemos nacido en un mundo donde había universidades, hospitales, campos de hierba, podemos pensar en dejar algo para los demás.
Y ¿si nos dieran a elegir entre la familia y el mundo? Si elegimos la familia nos podemos quedar sin el mundo, y si elegimos el mundo, como la familia tiene que estar fuera de uno, si está en el mundo será una mejor familia. Lo mejor de un directivo está fuera del directivo.
Continúa.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández den el CURSO SUPERIOR DE DIRECCIÓN DEPORTIVA de la RFEF



PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL

LA VARIABLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA (5ª Parte)



Todos los humanos somos para otros humanos como espejos, donde se reflejan nuestras virtudes e imperfecciones. Por ejemplo cuando nos enamoramos, el otro es perfecto, semanas después cuando desaparece ese efecto de enamoramiento, y detecto en el otro una imperfección, por nimia que sea, a veces le quiero abandonar, porque esa imperfección en el otro, me recuerda que yo también soy imperfecto. Cualquiera que se ponga enfrente y nos recuerde que no somos completos, perfectos y únicos, tendemos a quitárnoslo de encima, y pretendemos alejarnos y romper esa relación. En ese momento se despierta en nosotros una agresividad, esa rivalidad de otro semejante recordándome las diferencias ideológicas, puede desencadenar sed de venganza, soberbia y desprecio hacia el otro. En general cualquier situación que despierta intolerancia por sentimiento de frustración, al no conseguir rápidamente lo que quiero, genera agresividad.

Quien sabe esperar no necesita hacer concesiones, sin embargo existen en todos los trabajos los llamados “eyaculadores precoces” que quieren ganar el campeonato antes de empezarlo o contratar a un jugador antes de verlo jugar y conversar con él. Son estas actitudes infantiles de la personalidad, donde se tiende a romper los objetos, los juguetes, las relaciones, por verdaderas pataletas, echando la culpa siempre a los otros.

Reconocer la imperfección humana es un grado de humanidad.

La agresividad en si misma no es mala. Todo es en general cuestión de cantidad. La agresividad es un aliado de la pulsión de vida, ya que todo tiene que hacerse con cierto grado de agresividad, pero su exceso se alía con la pulsión de muerte, pudiendo llegar a la agresión, sancionable en todos los casos. Un ejemplo clásico es la diferencia entre la caricia y la bofetada, pudiendo ser la misma mano o la misma mejilla las que están en escena. El deseo le imprime diferente velocidad en la acción, resultando de ello una caricia o una bofetada.

LA TRISTEZA se encuentra dentro de los afectos considerados normales, que suelen acontecer por regla general ante situaciones de cambio en la vida. Ante situaciones nuevas que no se logran elaborar como ganancias, puede invadirle al sujeto un estado anímico de pérdida. Por ejemplo cambiar de casa a una vivienda más grande en un barrio residencial; pero puede acontecer un estado de tristeza porque vivo ahora más lejos de mis vecinos antiguos, tengo que llevar a los hijos al colegio en coche y antes los llevaba andando, etc. Esto puede acontecer en los jugadores que cambian de club, especialmente a los que cambian de ciudad o país, aunque el fichaje sea un crecimiento, una mejora de calidad de vida, un club más poderoso, una economía resuelta y aunque aparentemente todo eso lo busqué con pasión, puede conllevar una situación de tristeza. Si es transitoria, unas semanas, no hay que hacer nada, es la elaboración normal de un duelo, por la pérdida de situaciones queridas, pero si se alarga a varios meses y comienza a alterar la vida normal, hay que actuar porque el sujeto puede estar desarrollando una melancolía, situación anímica grave, que puede estropear la progresión deportiva o laboral de cualquier profesional.

También hay situaciones de tristeza en nuestra actitud ante la muerte, que casi nunca es sincera. Ya que creemos en la muerte, pero la de los demás y nunca pensamos en la nuestra, es un tema que consideramos de mal gusto, lo silenciamos, lo negamos. La propia muerte es verdaderamente inimaginable, en nuestro inconsciente estamos convencidos de ser inmortales, por todo ello tendemos a postergar las cosas de nuestra vida, o tendemos a recomenzar siempre de nuevo, sin tener en cuenta lo previo, o queremos repetir y repetir hasta conseguir la perfección, actos rituales obsesivos, maniáticos a veces buscando lo imposible, para negar la muerte.

Al triste hay que zarandearle un poco, despertarle si pasa un tiempo y persiste la tristeza. Al melancólico hay que tratarlo urgentemente.
Continúa.

martes, 13 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández den el CURSO SUPERIOR DE DIRECCIÓN DEPORTIVA de la RFEF

La puerta de ayer. Miguel O. Menassa

PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL

LA VARIBLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA (4ª Parte)


Hay situaciones en la vida, como la muerte de seres queridos, que puede traer un beneficio al sujeto (por ejemplo una herencia) o una separación matrimonial que puede afectar el desempeño laboral, pudiendo atentar sobre sí mismo por considerarse culpable de lo que sucedió. La intolerancia a aceptar como propios, ciertos deseos inconscientes que entran en contradicción con la ética y la moral que nuestro abogado interior nos dicta como adecuado, nos puede llevar a la necesidad de un castigo, y en el castigo llevar la penitencia.
Esto se puede apreciar en los jugadores de fútbol con cierta frecuencia, en las expulsiones, sanciones, incluso en el mecanismo etiopatogénico de algunas lesiones musculares, que impiden al jugador participar en importantes eventos.
LA RESIGNACIÓN (el que siente que nada bueno se merece) y el Autoreproche (el que piensa que no sirve, que no vale para nada) o el esclavo (que busca malos trabajos o mal pagados) son otras formas de expresión del sentimiento de culpa.
Tenemos cuerpo y psiquismo. No se puede vivir sin lo uno y tampoco sin lo otro. Los dos son imprescindibles y depende de cómo lo pensemos, lo cuidemos, lo protejamos, lo fortalezcamos viviremos más años y con mejor calidad de vida.
Al cuerpo hay que darle alimentos adecuados, reposo, mantener un permanente tratamiento higiénico-dietético. Hay parámetros muy estudiados en el cuerpo que señalan cualquier desvío de lo normal, y de los cuales la medicina es la encargada de realizar los correspondientes tratamientos. La Medicina es la ciencia que se encarga de las enfermedades, el Psicoanálisis se encarga de la salud.
Al psiquismo, también, hay que proporcionarle lo que precisa, los alimentos y cuidados pertinentes: dormir ya que el sueño es el guardián del reposo, hablar, leer, escribir, amar y gozar con todas sus metáforas: sexualidad, creación, pensamientos y proyectos sociales. Cuando el psiquismo nos avisa que algo no funciona bien en el sujeto o algo se detiene en su crecimiento, el psicoanálisis se encarga de tratarlo, con la característica de que no es necesario estar enfermo para psicoanalizarse, pues el psicoanálisis es la ciencia encargada de la salud.
De la AGRESIVIDAD para comenzar a pensarla, debemos diferenciar agresión y agresividad. La agresividad es estructural, necesaria y una cierta cuota de ella es imprescindible. La agresión habla de una dificultad para hablar, un lugar donde no se pudieron poner palabras y se terminó poniendo el cuerpo, una dificultad con los límites, algo social puesto en una escena, a veces de manera privada. Y esto nos lleva a puntuar de manera concreta y precisa que el fútbol no genera violencia, ni agresividad. La agresividad es constitutiva del sujeto al sentirse despedazado, roto, incompleto frente a la “aparente”, “falsa” completud y armonía del otro semejante. Lo importante es cómo hacemos, cómo nos manejamos con esa agresividad, cómo lo elaboramos, si se trabaja y canaliza a través de la palabra, en los pactos será una cosa, si se pretende resolver con el cuerpo, o con la acción será otra muy diferente.
Al fútbol como en cualquier otra actividad acude a veces gente violenta, lo que no significa en absoluto que el fútbol genere violencia, con lo que cualquier medida coercitiva en el fútbol o investigación genética, que no tenga en cuenta la intolerancia, la agresividad, la envidia y el narcisismo de las pequeñas diferencias, (que también anidan en el inconsciente) estará trabajando desde la ceguera del investigador, del director deportivo. Para empezar, comencemos por nosotros mismos.
El humano se mueve desde que nace en un intervalo entre la vida y la muerte. El límite entre ambos es prácticamente inexistente. Y hay fuerzas en el humano (llamadas pulsiones) pulsión de vida, que se parecen a los instintos de supervivencia en los animales y ayudan a mantener la vida del individuo, en ella se buscan satisfacer cuestiones básicas: comida, bebida, descanso, satisfacciones sexuales, orden, etc. Así mismo sabemos que toda vida tiene una dirección inevitable hacia un final; y en el hombre conviven ambas fuerzas, ambas pulsiones: las de vida o Eros y las de muerte o Tánatos.
La vida se prolonga cuando hay un equilibrio entre ambas pulsiones, en el caso de un pulso, un conflicto entre ambas, casi siempre gana por norma general la pulsión de muerte, avisando previamente con una enfermedad, una dolencia, una minusvalía. Todos conocemos gente que debe cuidarse mejor con respecto, al tabaco, comida, compañías, velocidad con el coche, consumo de sustancias, amores perjudiciales y sin embargo no lo hace, y generalmente hay varios avisos (pequeños percances) antes de un desenlace fatal (por ejemplo un accidente, depresión o un cáncer). También todos conocemos personas que llegan a edades avanzadas y tienen una energía y vitalidad encomiables, debe haber cuidado la salud y trabajado intensamente, ya que la salud se construye. No existe salud sin trabajo. Aunque hay gente que trabajó mucho y no tiene salud, pero debería preguntarse si se cuidó para llegar a esa edad.
La vejez es aceptar la edad que uno tiene, el que la acepta, puede hacer todo lo que corresponde a esa edad y desea; y he de decirles que las funciones no envejecen, la mirada y la voz pueden tener toda la energía que se quiera y el sexo no cae. Tratar de ocultar el paso de los años es la única vejez. Los “ex deportistas” deben ser pensados.
Cuando trabajamos construimos vida, cuando descuidamos el trabajo o las relaciones sociales, construimos muerte. La riqueza de un hombre es la riqueza de sus relaciones sociales, y a veces durante la vida vamos cometiendo pequeños micro-suicidios, excesos en la comida, la bebida, el amor que puede alimentar una actitud suicida. Ningún negocio, club, equipo fracasa de un día para otro. Cuando una Institución, un club, una empresa fracasan, revísenlo y verán que se han ido construyendo a veces durante años, actitudes en contra de la empresa que la terminan llevando al abandono, al despedido, al descenso de categoría o la desaparición.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández en el CURSO SUPERIOR DE DIRECTORES DEPORTIVOS de la RFEF


PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL
LA VARIABLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA. (3ª Parte)


La realidad que todos tenemos es la realidad que hemos sido capaces de producir, y algo tiene que ver con nuestros deseos inconscientes, aunque nos vaya mal. Algo se satisface en el sujeto aunque sea una derrota, un despido, un fracaso o un triunfo. Siempre algún deseo se satisface, aunque no lo parezca conscientemente, si investigamos el caso, llegaremos a ver que algo se satisface en ese acto. A veces los deseos inconscientes de sufrir son tan grandes, tan necesarios para ese sujeto, que prefiere huir antes que perder. Hay que aprender a perder y después vine lo más difícil, aprehender a ganar.
Un líder, un director deportivo, un entrenador, un coordinador, un hombre debe aprender a ganar y debe aprender a perder. Y es más fácil aprender a perder que a ganar. Hay más intolerancia al éxito que al fracaso. Estamos más acostumbrados a los problemas, a la escasez, a la derrota que al triunfo. La permanencia en la cresta de la ola, los niveles de liderazgo permanente conllevan un trabajo que está al alcance del que no se creyó que ya consiguió, que ya ganó. No hay lugar al cual acceder y poder decir: “ya llegué y no hago más”. Todo es con gran trabajo y solo desde la repetición se accede al goce del triunfo. Triunfan los que permanecen.
Otro de los sentimientos que conforman nuestra personalidad y con influencia en la actividad laboral, familiar y social es el sentimiento de culpabilidad, asociado generalmente al sentimiento de inferioridad. Debemos recordar ese Super Yo del que hablamos antes. En todo sujeto hay un abogado interior que nos juzga, que nos dice lo que está bien y mal, de modo que las actitudes contrarias al bienestar en el club deportivo acaban generando culpa, por mostrar la existencia de deseos contarios al bien hacer de las cosas. Deseos que suelen ser del orden del sadismo, la agresividad, el egoísmo a ultranza, la intolerancia hacia los demás.
En todos los trabajos, en todas las empresas y recordemos que un club de fútbol también lo es, existen los llamados “delincuentes laborales” que son aquellos trabajadores con tendencia a robar, estafar o agredir a la empresa, teniendo comportamientos poco éticos, sabiendo incluso que serán descubiertos. Cometen actos inconscientemente y justamente por estar prohibidos, ya que tras realizar el delito, y al ser sancionados sienten un alivio. Se alivia la culpa que les llevó a delinquir. Es decir que la culpa es previa al acto punitivo. El origen del sentimiento de culpa es desconocido, reconocen su mala acción, y aceptan tranquilamente la consecuente sanción, que produce un alivio, un reposo en ese sentimiento de culpa.
El SENTIMIENTO DE CULPA se reconoce como una falta ética que el sujeto experimenta ante el pensamiento o la realización de actos pocos lícitos, morales o éticos. A veces no es necesario que cometa ningún acto, les alcanza con pensarlo o fantasearlo para que aparezca este sentimiento. Cuanto mayor es el sentimiento de culpa sin sanción, mayor será la trasgresión, por lo que es importante sancionar estas situaciones para que pueda reintegrarse el trabajador a su tarea.




Continúa.

viernes, 2 de octubre de 2009

UNAS HORAS DESPUÉS DEL FALLO DEL C.O.I


ESTÉ POEMA NOS AYUDÓ A SUPERAR EL FALLO DEL C.O.I

¡AVANTI!


Si te postran diez veces, te levantas

otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentass
e formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...¡
Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!

Sonetos medicinales.
Almafuerte

UNOS MINUTOS ANTES DEL FALLO DEL C.O.I

Ella sabe que ciudad alberga, lo castellano, como capital futuro.
Ella ya decidió que se escribiera el poema olímpico.
Ella sabe que sólo desde la segunda vez, hay puesta en escena.

Aprovechamos para felicitar el cumpleaños olímpico de Fabián Menassa y publicamos un poema escrito hace unas semanas por Fabián.

TENGO UNA CORAZONADA

Ni Tokio, ni Chicago, ni Río De Janeiro
Camino por tus calles de empedrado, diamante legado de brutal imperio,]
Regreso, fugitivo cansado, respiro tus pulmones de hollín en los tejados]
Negros pegasos bajo mis pies para vuelos imposibles, vértigo voraz; ]
Tu cielo Madrid, me mira olímpico con su peso de historia delirante,]
Con su queja de naufragio irrepetible en la garganta ardiente del mediodía]
Y sin embargo, esta vez, el sol padre refleja un brillo especial en tu mirada,]
Un verde, profundo brillo de laurel coronario sobre tu corazón de estación,]
Sobre tu intestino vientre de incansable senda de ecléctico elefante taciturno,]
Sobre tu pecho de suroeste a noreste atravesado por este grito de libertad sobre las nubes]
Donde una hoguera ciega, como de otros tiempos, habla con la noche sus encuentros]
Y a su paso lucen bajo su llama destilada en atávicos mitos ciudades del mundo todo;]
Un verde, profundo brillo de laurel atraviesa a este niño andando en bicicleta confiado]
Mientras sus bolsillos desgastados dejan caer las monedas
por la sembrada senda de los días por venir,]
Ha abierto la caja mágica dónde solo queda ya la esperanza negada por
los dioses a los hombres.]
Fue Hefeso, obnubilado por tu compacta y rica geografía
quien moldeo tu figura de granítica presencia,]
es por eso que tu silueta de antorcha inextinguible
se eleva victoriosa sobre la planicie atardecer de tus collares,]
junto al cauce del río y Atenea besa tu frente encandilada.
Un verde, profundo brillo de laurel se fisiona violentamente
con tu aire continental mediterráneo],
y tus caedizas hojas se engalanan en braquiblastos de orgánica existencia]
Nacen de tus arterias, sauces milenarios tus edificios albergan
el peregrinaje ancestral ]
de las grandes civilizaciones por tu seno ataviado con guirnaldas
de purísimo oro y artemisa,]
Miro tu cielo, Madrid, latir entre las manos de Chronos,
la inevitabilidad de tus tambores]
Tu cielo, Madrid, me mira olímpico, enhiesto,
con su peso feroz de alucinada historia,]
¡Tu cielo,
Madrid,
me mira olímpico!
Fabián Menassa