jueves, 4 de noviembre de 2010

PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL -2-

Estos temas van dirigidos a todos aquellos que viven del y para el fútbol, sobre todo si aceptamos que estamos implicados en lo que nos sucede. Y esto es ya una primera fórmula que les doy de aplicación directa y fundamental: Todos estamos implicados en todo lo que nos pasa, de una u otra manera. Si negamos esta situación de entrada (que podemos conversar) nada de lo que sigue les servirá.
¿Continuamos?
Hablamos de implicación. Quiere esto decir que los partidos de fútbol se ganan o se pierden en principio desde el final, desde el tono de voz con el que damos los buenos días. Y no digamos de las conversaciones en el vestuario, la relación con los familiares, técnicos, directivos, los pactos y afectos entre compañeros, los conflictos y desacuerdos no analizados…
Alguno de ustedes puede decir ¿somos culpables de todo lo que nos pasa? Dije implicados, es decir responsables. Y la responsabilidad puede sentirse de manera individual (portándola sobre la espalda) o grupal (actuando entre palabras). Si alguien se siente culpable de lo que le sucede, puede revisar su manera de pensar.
Cuando conversamos con los organizadores del curso (a los cuales aprovecho para agradecer la oportunidad de participar en el curso) nos preguntamos: qué podría resultar de mayor utilidad, para los Directores Deportivos en particular y para cualquier profesional que participe del fútbol en general. Y concluimos que partiendo de los temas que se trabajan en los diferentes módulos, hablar de la Personalidad y los Afectos, representa un interés directo, concreto y de gran importancia en el trabajo de cada uno de ustedes.
Comencemos rescatando algunos conceptos básicos de psicoanálisis. El Doctor Sigmund Freud, médico neurólogo vienes, nace en 1856 y después de largas investigaciones, publica en el año 1900 “La Interpretación de los Sueños”, obra científica, texto de ruptura donde se muestra por primera vez en la historia de la humanidad, del pensamiento: el aparato psíquico conformado por tres instancias fundamentales: El Inconsciente, el Preconsciente y la Conciencia.
Copérnico, Darwin y Marx, habían producido en la historia del conocimiento otras rupturas, es decir distanciamiento de la realidad al develar cegueras en el hombre, produciendo descubrimientos científicos (aplicables a todos los humanos en todos los casos). Por ejemplo después de Copérnico ni la tierra es plana, ni es el centro del universo, ni el sol gira alrededor de la tierra. Después de Freud la conciencia no es el centro del psiquismo, las palabras y las cosas no coinciden, hay una realidad material no corpórea, el cuerpo está sostenido por el lenguaje, existen mecanismos psíquicos que dan cuenta del pensamiento, lo más importante del humano está fuera de él y, no hay nadie indispensable ni siquiera en nuestras familias.
Decíamos que el aparato psíquico consta de: La conciencia, que funciona como un órgano receptor de información, como una pantalla, tanto de los estímulos que proceden del exterior como de aquello que sentimos por “dentro”. La conciencia no tiene capacidad de almacenamiento (se saturaría si lo que percibe se quedase en ella) de modo que todo aquello que impacta a cada persona se guarda en otra instancia: El Preconsciente. El Preconsciente, con un pequeño ejercicio de reflexión, es capaz de hacerlo consciente de nuevo, y si lo percibido tiene una carga afectiva muy grande, (como todo lo que sucede en la infancia) es guardado en otra instancia: El Inconsciente. Inconsciente al que sólo se puede acceder, sólo se produce a través del Método psicoanalítico: Interpretación y Construcción. Interpretación de deseos y Construcción de la historia de deseos de ese sujeto particular.
El Inconsciente es el lugar donde se producen los recuerdos, la memoria, los afectos, los sentimientos y desde donde se estructura la personalidad y el pensamiento.
Todos tenemos deseos, ambivalencias afectivas, sentimientos hostiles, sed de venganzas, capacidad de amar y dimensión suficiente para odiar. Todos sentimos en algún momento tristeza, agresividad, intolerancia, angustia, inseguridad, supersticiones y un largo elenco de afectos, un catalogo completo, de modo tal que les aseguro que a lo largo de la jornada laboral pasamos por varios estados de ánimo diferente.
A los profesionales del fútbol también les sucede, así se dice que un equipo es un estado de ánimo. Cada día de entrenamiento, en largas convocatorias ante grandes eventos, en un partido podemos pasar por diferentes estados de ánimo. Esto es normal, lo sintomático o patológico sería quedarse detenido en uno solo de los sentimientos o que no aparezca el que corresponde a cada situación vital del sujeto.
No voy a llenarles con datos científicos (no se trata de eso hoy) quiero señalar que en todos los sujetos hay cuestiones que desconocemos, lugares donde se fraguan nuestros pensamientos, afectos, memoria, recuerdos e inteligencia. Asimismo hay estructuras que intervienen en estas relaciones como son: el Super Yo, el Ello, el Yo, mecanismos como la Represión, la Forclusión, la Negación. Operaciones psíquicas como la Condensación y el Desplazamiento. Sistemas con relaciones intersistémicas e intrasistémicas, Principios como el de Placer y el de Realidad, todo un entramado estructural de operaciones y mecanismos, perfectamente estudiados que dan cuenta de cómo y para qué amamos, trabajamos, nos agrupamos, peleamos, envidiamos, sentimos celos, nos ponemos agresivos, soñamos, etc. El humano todo, absolutamente todo, lo hace para algo y/o para alguien.
Por ejemplo diferenciamos la Personalidad en un Yo, un Ello y un Super Yo.
El Super Yo tiene entre otras las funciones de autoobservación, conciencia moral y se relaciona con los ideales del sujeto. A su vez es el heredero del Complejo de Edipo y con ello una especie de abogado tendente a la perfección, es un permanente fiscal conversando con un juez, sin estar presente el abogado defensor, además mantiene relaciones con la realidad exterior.
El Yo representa en la vida anímica la razón y la reflexión. Una de sus funciones principales es el movimiento, fundamental en la dinámica de todo equipo deportivo.
Mientras que el Ello representa las pasiones indómitas, es un caldero hirviente de pulsiones, de pasiones, no conoce tiempos ni espacios, únicamente le interesa mostrarse, aparecer, aunque con ello pusiere en peligro al sujeto. Por eso a veces hacemos cosas que no nos benefician, a sabiendas del perjuicio.
El Yo tiene tres amos a los que sirve: la Realidad, el Super Yo y el Ello. Por encargo del Ello rige el Yo los accesos a la motilidad, pero ha interpolado entre la necesidad y el acto un aplazamiento en forma de actividad del pensamiento, durante el cual utiliza los residuos mnémicos de la experiencia. De este modo ha destronado el Principio del Placer, que rige ilimitadamente el curso de los procesos en el Ello, y lo ha sustituido por el Principio de la Realidad que promete mayor seguridad y eficacia.
El Yo del sujeto es débil frente a los amos a los que sirve, así cuando el Yo tiene que reconocer su debilidad se anega en angustia. Angustia real ante el mundo exterior, angustia moral frente al Super Yo, y angustia neurótica ante la fuerza de las pasiones en el Ello.
Hay cierta cuota de angustia necesaria, de incertidumbre, que hay que aprender a tolerar, para poder crecer o mantenerse en el próximo paso, cargo laboral o triunfo deportivo. Y éste es uno de los motivos por el que un equipo o un jugador atraviesa por diferentes rachas en la competición.
En el psicoanálisis de un sujeto se pretende robustecer el yo, hacerlo más independiente del Super Yo, ampliar su campo de percepción y desarrollar su organización, de manera tal que pueda apropiarse de nuevas partes del Ello, algo así como ganarle terreno al mar. Donde era Ello, ha de ser Yo. Donde hay buenos resultados hubo de haber habido trabajo. Y si hubo trabajo y no acompañan los resultados, debe revisarse lo grupal, los pactos, las relaciones del equipo. Se juega como se entrena y a veces se entrena el sujeto biológico y se descuida el sujeto psíquico.
Podríamos continuar desplegando conceptos, es materia de un curso de varios años de duración, y cuestiones todas ellas que a la humanidad siempre interesaron, pero que hasta el año 1900 no se descubrieron: ¿qué hacer con los afectos? ¿por qué nos aburrimos? ¿a qué se deben los cambios bruscos en los sentimientos? ¿cómo actúan los afectos en el rendimiento deportivo?...
Hay un dato biológico y psíquico fundamental, que es el largo periodo de indefensión y dependencia que el recién nacido presenta bajo la autoridad de los padres, hasta alcanzar la edad adulta. En este periodo de tiempo infanto-juvenil, la figura de los padres, cuidadores, tutores y profesores es importante para la futura persona adulta, siendo fuente de identificación para lo que querrá ser, estudiar y trabajar. Otras figuras importantes serán los hermanos y compañeros de juego. Estos procesos son complejos y transcurren de manera psíquica e inconsciente. Se sabe que es bueno permitirles crecer, dejarles jugar y no intervenir salvo que la salud del niño pueda correr peligro.
Si señalo estos datos es por la importancia que tienen, posteriormente, en la vida adulta en la relación de: los jugadores de fútbol con el entrenador y los compañeros; de los directores deportivos con los directivos; del presidente, técnicos, jugadores con otras instituciones, entre las cuales se encuentra la prensa. En definitiva las diferentes relaciones Transferenciales y las Identificaciones que se producen en los sujetos en toda institución, club deportivo o empresa.
Los vínculos grupales, los pactos y alianzas, el sentimiento de culpa presente muchas veces pidiendo ser sancionado, las multas, los fallos incomprensibles, la mala y buena suerte, la intolerancia al éxito, el dinero y el prestigio, algunos componentes de las lesiones, la relación con la masa social, la crueldad del resultado final, el ideal de un porvenir son algunos temas en los que interviene, directamente, la personalidad y los afectos, en cuanto al resultado final se refiere.


Del Libro: FÚTBOL Y PSICOANÁLISIS
Autor: Dr. Carlos Fernández
Nº Reg. Prop. Intelectual: 6190/2010

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