miércoles, 7 de octubre de 2009

Conferencia impartida por el Dr. Carlos Fernández en el CURSO SUPERIOR DE DIRECTORES DEPORTIVOS de la RFEF


PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL
LA VARIABLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA. (3ª Parte)


La realidad que todos tenemos es la realidad que hemos sido capaces de producir, y algo tiene que ver con nuestros deseos inconscientes, aunque nos vaya mal. Algo se satisface en el sujeto aunque sea una derrota, un despido, un fracaso o un triunfo. Siempre algún deseo se satisface, aunque no lo parezca conscientemente, si investigamos el caso, llegaremos a ver que algo se satisface en ese acto. A veces los deseos inconscientes de sufrir son tan grandes, tan necesarios para ese sujeto, que prefiere huir antes que perder. Hay que aprender a perder y después vine lo más difícil, aprehender a ganar.
Un líder, un director deportivo, un entrenador, un coordinador, un hombre debe aprender a ganar y debe aprender a perder. Y es más fácil aprender a perder que a ganar. Hay más intolerancia al éxito que al fracaso. Estamos más acostumbrados a los problemas, a la escasez, a la derrota que al triunfo. La permanencia en la cresta de la ola, los niveles de liderazgo permanente conllevan un trabajo que está al alcance del que no se creyó que ya consiguió, que ya ganó. No hay lugar al cual acceder y poder decir: “ya llegué y no hago más”. Todo es con gran trabajo y solo desde la repetición se accede al goce del triunfo. Triunfan los que permanecen.
Otro de los sentimientos que conforman nuestra personalidad y con influencia en la actividad laboral, familiar y social es el sentimiento de culpabilidad, asociado generalmente al sentimiento de inferioridad. Debemos recordar ese Super Yo del que hablamos antes. En todo sujeto hay un abogado interior que nos juzga, que nos dice lo que está bien y mal, de modo que las actitudes contrarias al bienestar en el club deportivo acaban generando culpa, por mostrar la existencia de deseos contarios al bien hacer de las cosas. Deseos que suelen ser del orden del sadismo, la agresividad, el egoísmo a ultranza, la intolerancia hacia los demás.
En todos los trabajos, en todas las empresas y recordemos que un club de fútbol también lo es, existen los llamados “delincuentes laborales” que son aquellos trabajadores con tendencia a robar, estafar o agredir a la empresa, teniendo comportamientos poco éticos, sabiendo incluso que serán descubiertos. Cometen actos inconscientemente y justamente por estar prohibidos, ya que tras realizar el delito, y al ser sancionados sienten un alivio. Se alivia la culpa que les llevó a delinquir. Es decir que la culpa es previa al acto punitivo. El origen del sentimiento de culpa es desconocido, reconocen su mala acción, y aceptan tranquilamente la consecuente sanción, que produce un alivio, un reposo en ese sentimiento de culpa.
El SENTIMIENTO DE CULPA se reconoce como una falta ética que el sujeto experimenta ante el pensamiento o la realización de actos pocos lícitos, morales o éticos. A veces no es necesario que cometa ningún acto, les alcanza con pensarlo o fantasearlo para que aparezca este sentimiento. Cuanto mayor es el sentimiento de culpa sin sanción, mayor será la trasgresión, por lo que es importante sancionar estas situaciones para que pueda reintegrarse el trabajador a su tarea.




Continúa.

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