miércoles, 20 de abril de 2011

DON ALFREDO DI STÉFANO VUELVE A MARCAR OTRO GOLAZO

INTERPRETACIÓN DE LA JORNADA 32 DE LA LIGA BBVA




Cuando nos preguntamos: ¿qué es primero el huevo o la gallina? Lo primero es el gallo, es decir cuando el primer entrenador se niega a hablar, entonces sienta criterio el Presidente de Honor del Club.
Agradecemos, como amantes del fútbol, las palabras con las que de Don Alfredo Di Stéfano, abogó en la prensa por el buen fútbol desarrollado y el trato exquisito de la pelota que ofreció el Barcelona en el clásico del sábado frente al Real Madrid. Reproducimos parte de lo que Don Alfredo publicó en el diario Marca: “Me gusta y me admira el gran dominio del juego que tiene el Barcelona. Su fútbol no se mira con los ojos sino con el alma. Tratan la pelota con respeto, adoración, casi mimándola. Ver a este equipo en acción es un deleite. El Real Madrid fue un equipo sin personalidad, fue un quiero y no puedo”
Felicitamos a los responsables del Levante, Sporting de Gijón, Real Sociedad y Deportivo de la Coruña por la correcta campaña que están realizando. La modestia, en el mundo del fútbol también, puntúa.
El Barcelona con su empate, en Madrid, ante el Real sigue siendo un líder solvente y no necesitará llegar a los 100 puntos para proclamarse campeón de liga.
A los seguidores del Atlético de Madrid, nos gusta pensar que es posible articular un equipo de fútbol capaz de competir entre los tres primeros de España. Si esto mismo pueden pensar los aficionados del Valencia, Sevilla, Villarreal y At. Bilbao, la competencia hará que la Liga sea más apasionante.
Para que haya dos es necesario el tercer en discordia (no hay dos sin tres) por que cuando sólo hay dos escuadras capaces de ganar la competición, estamos generando equipos de segundo nivel. Debemos saber que la disciplina viene sola, lo que habrá que regular entonces, será el exceso de narcisismo de los dirigentes.
Sin embargo cuando para conversar, ponemos los límites jerárquicos de la soberbia, se comienza a empobrecer la riqueza de la controversia, la alegría de lo dispar, la chispa de la paradoja y terminamos pensando que existe un discurso mejor que otro. Sin embargo debemos saber que no hay discurso fuerte o único o verdadero, sino que la poética del fútbol permite que cualquier palabra se combine con cualquier otra fantasía balompédica, y ahí comienza a rodar la pelota con otra precisión.
Deseamos, para la final de la Copa del Rey, que gane el mejor y la afición pueda cantar y bailar de regreso.

Dr. Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
Especialista en Dirección Deportiva

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