domingo, 12 de junio de 2011

UNA VIRTUD: ESCUCHAR LA PASIÓN DE LA IGNORANCIA

Todos los profesionales (directivos, técnicos, jugadores, médicos, abogados, periodistas…) somos vendedores, algo vendemos, intercambiamos tiempo por dinero. En esta economía política, del proceso de trabajo, siempre están en juego:
a) Elementos psíquicos como el trabajador y el compañero.
b) Elementos reales como la mercancía y el dinero.
c) Elementos de la sociedad civil como la empresa y
d) Elementos histórico-sociales como el Estado.
Es decir elementos de diferentes campos que deben articularse de manera tal que se produzcan y circulen las mercancías, produciendo plusvalía según leyes del mercado.
Las mercancías solo toman formas de mercancías en la forma valor, es decir ninguna mercancía se da valor a sí misma, ninguna mercancía es causa de sí. Y todos los trabajos son el trabajo socialmente necesario para la producción de mercancías. Pero no cualquier objeto es una mercancía, ni cualquier actividad es trabajo socialmente útil.
Y esto adquiere una importancia suma en aquellos profesionales que “piensan con temor” como su carrera profesional se extingue. Y leemos en la prensa frases de grandes futbolistas como: “el mundo del fútbol actual es un mercado de carne, donde se traspasan futbolistas por el hecho de negociar” En grandes titulares se hace eco la prensa internacional de estas declaraciones de un gran jugador que milita actualmente en el fútbol italiano y anteriormente lo hizo en equipos españoles. Un futbolista campeón de Europa con prestigio y gran vitola, que “denuncia” lo que podemos escuchar en su contenido de diferentes maneras. Por ejemplo un Líder puede escuchar que habla de la “jubilación” de los futbolistas, de la vida post deportiva, de los planes de futuro para aquellos que consiguieron grandes éxitos y siguen siendo jóvenes.
Un Directivo (también se puede jubilar) y puede Escuchar en los jugadores, en sus técnicos una “queja” que tiene relación con los finales, con los proyectos concluidos, con el éxito obtenido, con el más allá para un deportista. Y después de ganarlo todo ¿Qué futuro espera? Un Líder debe saber que no se trata de llegar a ningún lado, ni de llegar rápidamente a algo, sino de mantenerse, seguir para llegar lejos.
La soledad genera envidia y cuando miro me incluyo en la mirada.
Para poder continuar despejemos la intuición siempre apresurada, de entender, y reconozcamos que existe en todo Directivo “una pasión por la ignorancia”. Decimos que las pasiones del Yo (del ser) son tres: amor, odio e ignorancia.
Entendiendo ignorancia como perspectiva de saber. Es decir el saber se produce, el pensamiento se produce después de hablar, la salud se produce, el amor se hace y un directivo no nace, se hace y un instrumento imprescindible es la Escucha; para ello previamente tiene el derecho de hablar. Primero se habla, se implica el sujeto y después se produce un Líder con escucha, con liderazgo, un saber hacer inconsciente, una frase adecuada en el momento preciso a quien corresponde.
Hay que diferenciar el amor del deseo y lo sexual de lo genital. Las cosas se hacen con libido, con la energía psíquica, no con amor. Y la libido no es del Yo, ni del objeto, es del sujeto. Y la energía no se destruye, se transforma. Empleamos tanto trabajo en hacer las cosas pactadas como en hacer lo contrario de lo pactado.
Cansa tanto o más trabajar mal como hacer lo correcto, entonces un Líder debe saber que cuando se trabaja y no se consiguen resultados, el sujeto está libidinal-mente implicado en conseguir no producir lo pactado, sino aquello que satisface su deseo que puede ser contrario al pacto deportivo por hostilidad, envidia o cualquier otro afecto.
Cuando un deportista, directivo o técnico prefiere la arrogancia de su narcisismo por encima y delante del proyecto, está atentando contra la Institución. El responsable o los implicados tendrán que intervenir en dicha situación con criterio y severidad con el instigador narcisista, egoísta e individualista que se cree en posesión de la verdad, único e irremplazable en el club.
La templanza para un Líder, no es un consejo, es imprescindible saber esperar, no hacer concesiones por precipitarse para arreglar un conflicto.


Del Libro: FÚTOL Y PSICOANÁLISIS


Autor: Dr. Carlos Fernández


Nº Reg. Prop. Intelectual: 6190/2010

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