jueves, 12 de agosto de 2010

EL MECANISMO DE LA IDENTIFICACIÓN: SE DESEAN DESEOS

La Identificación entre compañeros, por ejemplo, entre secretarios generales de las diferentes federaciones territoriales, en condiciones normales debe ser a nivel horizontal (por eso hay que tratar a los iguales por igual). Y del empleado con el directivo o jefe, la relación es vertical, es decir que se juega además de la Identificación una relación transferencial (por eso es injusto tratar a los desiguales por igual).
Si el empleado se identifica con el jefe y pretende ocupar su puesto (lugar que no le corresponde) se queda sin jefe él (no la Institución) y eso no puede traer más que problemas. Así decimos que cuando un ejército se queda sin jefe entra en pánico y se termina disgregando.
Situaciones de envidia hacia el jefe, donde inconscientemente no se acepta la jerarquía ya existente antes de que uno llegara a la Institución pueden ser (en caso de no detectarse) fisuras en los proyectos laborales pudiendo terminar generando una quiebra en el club. Y un directivo debe poder escuchar estos movimientos donde en lugar de reconocer con “admiración” al superior, se le “envidia” y este afecto es tan primitivo como primitivo puede ser el hombre en su mezquindad mas miserable y ruin. El rum rum del rumor en una Institución dice de aquello que debiéndose hablar se murmulla.
Se pueden tener deseos de realizar el trabajo con alegría, pasión, disciplina y fervor, siendo un directivo entre otros directivos, a favor de la empresa, llevando adelante la ideología de la Federación o Institución para la que trabajemos (afectos que mostramos en los actos que realizamos); pero también se puede trabajar intensamente, con fuertes deseos para perjudicar, boicotear los proyectos, poner zancadillas a los compañeros, o traicionar lo previamente pactado. Deseos hostiles que anidan, como posibilidad en todos los humanos, donde algo se satisface y cuyas consecuencias pueden ser nefastas.
Por ejemplo la hostilidad que se reprimió frente al padre, la “pelusa” entre los hermanos, la pasión posesiva por la madre, anidan inconscientemente en todos los humanos, pudiendo surgir en el trabajo una rivalidad inadecuada con los compañeros, hostilidad con el jefe, envidias o situaciones de celos incomprensibles que pueden destruir proyectos de trabajo, arruinar o dejar enanos los negocios que se presentaban como muy halagüeños.
La ideología (ese modo en como nos fueron transmitidos los afectos, las primeras nociones de: lo que era un hombre, una mujer, los estudios, el dinero, el sexo, la muerte…), esa ideología es inconsciente, se construyó desde la niñez, siendo la familia la primer transmisora de estos afectos.
Si el sujeto no se cuestiona, no se pregunta qué ideología tiene, irá por el mundo pensando, actuando, amando, odiando, proyectando, ambicionando lo que deseaba su familia. Pudiera ser que no esté el sujeto implicado en su vida, es decir cómo si fuese un espectador de la misma en lugar de su protagonista, o teniendo necesidad de poner distancia con las cosas que anhela por miedo, o trabajando intensamente pero sin poder gozar de nada de lo que consigue o temiendo desgracias en cualquier momento o sintiendo culpa ante cualquier crecimiento o deseando y valorando más lo que tienen los demás e infravalorando lo que el mismo consigue o no tolerando a nadie a su lado o enfermando constantemente o drogado para poder seguir respirando; pero también se puede pensar la felicidad como una argucia del sistema, una utopía, una ilusión que ayuda a mantenerse entre otros, en el proyecto, sin preocuparse de los resultados, que por ley han de llegar y la incertidumbre del proceso, los meandros afectivos cotidianos se pueden analizar.

Del Libro: FÚTOL Y PSICOANÁLISIS
Autor: Dr. Carlos Fernández
Nº Reg. Prop. Intelectual: 6190/2010

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