sábado, 9 de enero de 2010

UN EQUIPO ES UN ESTADO DE ÁNIMO




Estoy de acuerdo con Arsenio Iglesias cuando hace años dijo: “un equipo de fútbol es un estado de ánimo”. Para ser preciso en la respuesta: se puede cambiar de ciudad, de esposa, de colonia, pero ¿conoce a alguien que alguna vez haya cambiado de equipo de fútbol?
Es más fácil cambiar de sexo que de clase social. Y más fácil cambiar de clase social que de “barrio” es decir que la elección del equipo de fútbol es inconsciente (es una elección forzosamente psíquica). Cada imaginario es privado y singular. Somos semejantes y diferentes a la vez, por eso cada aficionado tiene una selección nacional “ideal” distinta.
Hay tantos “seleccionadores” como aficionados, pero sólo uno fue elegido por la RFEF, y ese debe ser el responsable con el que todos deberíamos colaborar.
Que la elección sea inconsciente es la única manera de explicar porque no todos son del mismo equipo, del más laureado por ejemplo. Habiendo varios equipos en una misma ciudad, se pueda “ser” aficionado o socio del equipo que milita en segunda división o del que menos veces gana. No todos los hermanos son del mismo equipo, a veces pertenecen a clubes de diferente ciudad.
El equipo de la ciudad donde nací, el equipo cuyos colores coinciden con la flor que regalé al primer amor, aquel equipo cuyo delantero lleva mi nombre, el eterno rival del equipo de mi padre, el club cuyo presidente escuché hablar firmemente, es decir cualquier significante (rasgo inconsciente) que me represente, como sujeto en la vida psíquica para algo o alguien estructuralmente importante en el humano, hará que la libido del sujeto se deposite en ese club, a veces de manera fanática, a veces como un enamoramiento, estéticamente otras y siempre buscando con ello el fin de la pulsión, la meta del instinto humano: el gol y lo que ello representa.

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