JORNADA 16 (18 de enero de 2015)
C. D. RAYO LA CIERVA
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C. D. GRUPO CERO
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Se pierde la segunda vez, ahí se aprende a perder, cuando se pierde el
miedo a ganarnos. Sí, el peor rival del equipo juega con nuestra camiseta.
No es sencillo ni complejo, ganar o perder, son propuestas deportivas en
cada sujeto. “Nosotros” puede más y, cuando se buscan justificaciones o causas
a la derrota, cuando al error se lo considera infantil o la culpa la tuvo el
otro, entonces la razón juega su individual partido, es decir, me quedo sin
equipo y volver a caer se hace síntoma.
Y no se trata sólo de entrenar más o estudiar mejor al equipo; el cómo cumplo
lo pactado, el cómo uso el entrenamiento, eso nos distingue. Nuestro goce
deportivo es el uso que hacemos de lo que trabajamos previamente. Sabemos que
la fuerza de nuestra pasión reside “entre” los jugadores, entre los directivos,
entre los aficionados y los jugadores y los directivos. Nuestra pasión está
entre los pactos y al resultado del partido le corresponde la ética y la
estética del deseo puesto en la escena sobre el rectángulo.
Y si en el club, el equipo o el grupo deportivo acontece alguna
dificultad con el gozar o el desear, debemos revisar la pertenencia y
pertinencia de la función materna y paterna respectivamente en cada sujeto. Por
ejemplo podemos tener una gran economía deportiva aunque no se tenga mucho
dinero, y sólo un nuevo goce (una nueva victoria) rectifica el anterior goce
(de la derrota). Podemos producir nuevas maneras de gozar.
Dejarse trabajar por el proyecto que rescata de la familia, la
personalidad y el cuerpo los obstáculos para la producción del grupo deportivo.
La familia como aquella estructura presimbólica que aprendimos de los animales
con su innata moral que nos prejuzga como doblemente perdedores. De la
personalidad única, siempre en posesión de la verdad y la razón sobre lo humano
y el cuerpo sólo biológico dirigido por los órganos de la percepción,
desprovisto de sentimientos y deseos.
En un equipo de fútbol más que instinto o fortuna hay pulsión, trabajo y
deseo.
No hay nada constituido en un equipo, ni la alineación está constituida,
todo es constitutivo, rectificable. El fútbol requiere un saber más que un
conocimiento, un saber hacer más que un conocer mil trucos.
Nos ubican como favoritos nuevamente, es decir, nos quieren derrotar.
Debemos entrenar con alegría y sonreír entre nosotros, porque la sonrisa
civiliza la comunicación en el equipo.
Agradecemos a los aficionados que el domingo, con un frío inmenso, nos
acompañaron nuevamente en el partido. Os debemos una victoria.
Aupa el fútbol y viva la poesía!!!.
Carlos Fernández
Médico Psicoanalista.
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