lunes, 4 de mayo de 2015

POETAS DEL FÚTBOL - POETS OF FOOTBALL


  
Pier Pao Pasolini, escribió: “El goleador es siempre el mejor poeta del año” Y Albert Camus, que practicó el fútbol, describía con precisión lo que sentía jugando de portero: “La pelota nunca viene hacía uno, por donde uno espera que venga. Esto me ayudó mucho en la vida. Lo que más sé acerca de la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”
En una entrevista que realizaron a Pelé, describió lo que siente el pueblo por este deporte: “Cuando los campesinos sin tierra se apoderaron de las ciudades, respetaron los estadios, demostrando así su cariño por el fútbol”
 La enumeración de todos los poetas que han versado de fútbol sería motivo de una investigación más minuciosa y no es la idea del presente trabajo. Podemos citar a Manuel Alcántara y su poema dedicado a “Pirri”, al inolvidable cántabro y enorme poeta Gerardo Diego que escribió “El balón de Fútbol”; a Pedro Miranda con su “Romance de las botas de Zarra”….
Quiero ahora rescatar la pasión del fútbol de barrio con la precisión, de la que pueden dar cuenta todos aquellos que hayan practicado éste deporte, en el poema del cordobés Leopoldo de Luís que en 1954 escribió: “Fútbol modesto”.

FÚTBOL MODESTO

Desmontes amarillos bajo el sol del invierno
que pone su piedad, su tibieza en las cosas,
que arranca falsas luces de los vidrios verdosos,
diamantes de un fantástico sueño por el que cruzan
heridos perros de esperanza y pena.

Delgados muchachitos,
pálidos obrerillos con sus botas gastadas,
bajo sus trajes grises, que van a hacer deporte
o a aprender que ellos mismos son un balón doliente
que a puntapiés manejan los grandes jugadores de la vida.

Mañanas de domingo. La carne fatigada
bosteza levemente su cansancio remoto.

Una humilde ilusión, como el rayo en los vidrios
arranca de las almas llamitas de alegría.

Bota el cuero cosido de esperanza,
hinchado con un aire de esperanza,
de risa triste, de ilusión oscura.
Colores desteñidos que nunca se asomaron
al sol de los estadios,
van, vuelven, corren las camisetas, buscan,,
persiguen una esfera del color de su sueño.

Ascienden desde el pozo insondable del tiempo
las horas como sombras, los trabajos,
la pena, la miseria, la modesta comida
en los platos heridos, sobre el hule,
el fondo de la sórdida galería, la cama
donde se rinde noche a noche el hueso
abatido de llanto silencioso y sin lágrimas.

Asciende aquí el cansancio,
el destino que, sordo, va cumpliendo sus suertes,
la niñez mal cuidada, la escuela pobre, el fuego
del brasero amparando a la familia.

Todo llega al solar del domingo, confuso,
ceniciento, remoto, en el cuero que bota,
entre los desvaídos colores de la blusa,
y se enreda en las piernas que persiguen
ese balón con forma de esperanza.
(Continuará)

Del libro: Poetas del Fútbol
Dr. Carlos Fernández del Ganso

Pier Paolo Pasolini wrote: "The goal scorer is always the best poet of the year" and Albert Camus, who practiced football, accurately described what he felt playing as a goalie: "The ball never comes where you expect to come. This helped me a lot in my life. I owe football what comes closer about morality and the obligations of men”
In an interview that was conducted to Pele, he described what people feel for this sport, "When landless peasants seized the cities, they respected stadiums, showing like this their love for football"
 The enumeration of all the poets who have dealt about football would be cause for further investigation and it is not the idea of the present work. We can quote to Manuel Alcántara and his poem dedicated to "Pirri", to the unforgettable cántabro and great poet Gerardo Diego who wrote "The Soccer Ball"; to Pedro Miranda with his "Romance of the boots of Zarra" ...
I want now to rescue the neighbourhood soccer passion with the precision which can account those who have practiced the sport in the poem of the cordovan Leopoldo de Luis who wrote in 1954: "Modest Football."

MODEST FOOTBALL

Yellow flattening under the winter sun
that puts its piety, its warmth in the things,
that pulls out fake lights from the greenish glass,
diamonds of a fantastic dream that cross
injured dogs of hope and sorrow.

Skinny boys,
pale labourers with their worn boots,
under their grey suits, who are going to do sport
or to learn that they, themselves are a suffering ball
that with a kick they manage the great players of live.

Sunday mornings. The exhausted flesh
yawns slightly its distant exhaustion.

A humble illusion, as the ray in the glasses
pulls out of the souls little flames of joy.

Boot the sewn leather of hope
inflated with an air of expectancy,
of sad laughter, of dark illusion.
Faded colours that never appeared
to the sun of the stadiums,
they go, come back, the t-shirts run, look for,,
they pursue a sphere of the  colour of their dream.

They ascend from the bottomless well of time.
the hours as shadows, the jobs,
sorrow, misery, modest food
in the injured plates, over the oilcloth,
the bottom of the sordid gallery, the bed
where nightly the bond surrenders
dejected of quiet sobbing and without tears.

The tiredness ascends here,
the destiny that, deaf, is going achieving its luck,
the unkept childhood, the poor school,
the brazier’s fire sheltering the family.

Everything arrives to the site of Sunday, confused,
downcast, remote, in the leather that bounces,
among the faded colours of the blouse,
and it tangles up in the legs that pursue
that ball with shape of hope.
(To be continued)
  
From the book: Football Poets
Dr. Carlos Fernández del Ganso




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