Si hay grupo hay equipo, es el criterio de los entrenadores del fútbol, entre ellos, los seleccionadores nacionales de fútbol base. El fútbol base no es una categoría inferior a la del fútbol profesional, muy al contrario es la base del fútbol profesional y la que más éxitos internacionales ha cosechado en España. ¿Puede haber equipo sin grupo? Existen equipos de fútbol, con individualidades que marcan diferencias, de tal modo que cuando dicho jugador no juega o se encuentra en baja forma, el equipo se resiente, mostrándose deslavazado y desordenado el juego; en estos casos hay equipo pero no hay grupo. Bien diferente es cuando el equipo cuenta con grandes futbolistas que por grupales, desempeñan la función de líder en el equipo, y cuando no pueden disputar un partido, siguen formando parte del equipo representando el mecanismo de identificación el enlace material con el resto de compañeros, de forma tal que siempre destacará algún jugador en el partido como si se tratara de una suerte de doble por sustitución. En el primer caso una gran individualidad vale por dos pero al no haber grupo no hay Líder y casi todo depende de un jugador; en el segundo ejemplo (cuando hay grupo) es el equipo el que se duplica y en cada posición el futbolista vale por dos en el terreno de juego siendo grupal la articulación de las diferentes funciones. Los hombres deben tener los pies a la altura de los pies. El fútbol es un deporte colectivo, un paradigma grupal. A un equipo por grupal, le interesa la historia, y así hubo, hay y habrá equipos de fútbol inolvidables en donde destacaban grandes jugadores. Los cinco magníficos del Zaragoza, la quinta del buitre del Real Madrid, el drem team del Barcelona, la máquina de River, la naranja mecánica de Holanda, la delantera de seda del Atlético de Madrid y un largo elenco de equipos donde el grupo produce con la singularidad de las diferencias de cada jugador la armonía estética del deporte rey. El equipo pertenece al club, es su cuerpo. El grupo es el que produce al equipo, siendo su alma. La institución es la encargada de cuidar la eficacia y relaciones del club. El Grupo y la Institución caminan en la misma dirección, aunque el sentido puede ser diferente ya que son diferentes conceptos de tiempo los que intervienen en su producción. El tiempo grupal de un equipo de fútbol es exquisitamente psíquico es un Tiempo Histórico (recurrente, discontinúo, no mensurable, evaluado e interpretado desde los efectos) quiere decir que los hechos en fútbol no existen hasta después de ser interpretados. Los instrumentos de lectura que se utilizan para la interpretación de los resultados deben ser cuidadosamente seleccionados por ser un tiempo psíquico el que rige el grupo. En la Institución es un Tiempo Real (lineal, continúo, corpóreo, mensurable y con una dirección constante desde el presente hacia el futuro) es el tiempo del calendario de competición, de los compromisos internacionales, de lo pautado con otras instituciones, de los contratos con jugadores y técnicos, en general es el tiempo de la eficacia cuyos resultados concretos están sobredeterminados y dirigidos por el tiempo psíquico. Y éste es uno de los motivos por el que las Instituciones deportivas que mejor funcionan son aquellas en las que existe un grupo comprometido con la tarea. Un grupo es la multiplicidad de sus efectos y esto siempre es diferente a la suma de las partes. No hay grupo sin Identificación y esto nada unifica, es decir el despliegue de singularidades colabora en la materialización del proyecto grupal deportivo. Lejos de homogenizar (no hay dos equipos que jueguen igual), los jugadores y los trabajadores del club adquieren, de la poética del imaginario universal, la riqueza de sus diferencias. El lenguaje siempre nos precede, y es el significante el que impide la circularidad de lo absoluto, la armonía de lo imposible, la incertidumbre de nada saber. Cuando algo se sabe es ya conocimiento. El conocimiento se puede perder, olvidar. El saber no olvida nunca, es una memoria permanente de todo lo posible en el humano. El grupo sabe y produce en el equipo conocimientos en sus jugadores para competir. Por eso que no se puede copiar el fútbol, se pueden estudiar sistemas, reproducir tácticas, pero siempre será una constante invención su práctica, tan sorprendente el resultado para el espectador como para el equipo. Son leyes psíquicas. Las leyes no se entienden, se pueden estudiar. Son los efectos, llamados “Amor y Necesidad”, que como Padres de la Cultura Humana permitieron con trabajo al hombre erguido, transformar la madre naturaleza en ciudades habitables con calles, colegios, museos, cuarteles, parques, también cárceles, monasterios, iglesias, estadios y cementerios con algunas tumbas “vacías” de homenaje al soldado desconocido. Somos animales de horda y el hombre primitivo, después de haber descubierto que estaba literalmente en sus manos mejorar su destino en la tierra por medio del trabajo, ya no pudo considerar con indiferencia el hecho de que el prójimo trabajara con él o contra él. Adquiriendo así sus semejantes el carácter de colaboradores, con quienes resultaba útil vivir en comunidad. Después de esta breve introducción trabajaremos algunos conceptos básicos para pensar el Grupo y desplegar la fórmula: “Si hay grupo hay equipo”
Del Libro: FÚTBOL Y PSICOANÁLISIS (próxima publicación)Autor: Dr. Carlos Fernández
Nº Reg. Prop. Intelectual: 6190/2010
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