Ella sabe que ciudad alberga, lo castellano, como capital futuro.
Ella ya decidió que se escribiera el poema olímpico.
Ella sabe que sólo desde la segunda vez, hay puesta en escena.
Aprovechamos para felicitar el cumpleaños olímpico de Fabián Menassa y publicamos un poema escrito hace unas semanas por Fabián.
TENGO UNA CORAZONADA
Ni Tokio, ni Chicago, ni Río De Janeiro
Camino por tus calles de empedrado, diamante legado de brutal imperio,]
Regreso, fugitivo cansado, respiro tus pulmones de hollín en los tejados]
Negros pegasos bajo mis pies para vuelos imposibles, vértigo voraz; ]
Tu cielo Madrid, me mira olímpico con su peso de historia delirante,]
Con su queja de naufragio irrepetible en la garganta ardiente del mediodía]
Y sin embargo, esta vez, el sol padre refleja un brillo especial en tu mirada,]
Un verde, profundo brillo de laurel coronario sobre tu corazón de estación,]
Sobre tu intestino vientre de incansable senda de ecléctico elefante taciturno,]
Sobre tu pecho de suroeste a noreste atravesado por este grito de libertad sobre las nubes]
Donde una hoguera ciega, como de otros tiempos, habla con la noche sus encuentros]
Y a su paso lucen bajo su llama destilada en atávicos mitos ciudades del mundo todo;]
Un verde, profundo brillo de laurel atraviesa a este niño andando en bicicleta confiado]
Mientras sus bolsillos desgastados dejan caer las monedas
por la sembrada senda de los días por venir,]
Ha abierto la caja mágica dónde solo queda ya la esperanza negada por
los dioses a los hombres.]
Fue Hefeso, obnubilado por tu compacta y rica geografía
quien moldeo tu figura de granítica presencia,]
es por eso que tu silueta de antorcha inextinguible
se eleva victoriosa sobre la planicie atardecer de tus collares,]
junto al cauce del río y Atenea besa tu frente encandilada.
Un verde, profundo brillo de laurel se fisiona violentamente
con tu aire continental mediterráneo],
y tus caedizas hojas se engalanan en braquiblastos de orgánica existencia]
Nacen de tus arterias, sauces milenarios tus edificios albergan
el peregrinaje ancestral ]
de las grandes civilizaciones por tu seno ataviado con guirnaldas
de purísimo oro y artemisa,]
Miro tu cielo, Madrid, latir entre las manos de Chronos,
la inevitabilidad de tus tambores]
Tu cielo, Madrid, me mira olímpico, enhiesto,
con su peso feroz de alucinada historia,]
¡Tu cielo,
Madrid,
me mira olímpico!
Fabián Menassa
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