PSICOANÁLISIS Y FÚTBOL
LA VARIBLE AFECTIVA EN LA DIRECCIÓN DEPORTIVA (4ª Parte)
Hay situaciones en la vida, como la muerte de seres queridos, que puede traer un beneficio al sujeto (por ejemplo una herencia) o una separación matrimonial que puede afectar el desempeño laboral, pudiendo atentar sobre sí mismo por considerarse culpable de lo que sucedió. La intolerancia a aceptar como propios, ciertos deseos inconscientes que entran en contradicción con la ética y la moral que nuestro abogado interior nos dicta como adecuado, nos puede llevar a la necesidad de un castigo, y en el castigo llevar la penitencia.
Esto se puede apreciar en los jugadores de fútbol con cierta frecuencia, en las expulsiones, sanciones, incluso en el mecanismo etiopatogénico de algunas lesiones musculares, que impiden al jugador participar en importantes eventos.
LA RESIGNACIÓN (el que siente que nada bueno se merece) y el Autoreproche (el que piensa que no sirve, que no vale para nada) o el esclavo (que busca malos trabajos o mal pagados) son otras formas de expresión del sentimiento de culpa.
Tenemos cuerpo y psiquismo. No se puede vivir sin lo uno y tampoco sin lo otro. Los dos son imprescindibles y depende de cómo lo pensemos, lo cuidemos, lo protejamos, lo fortalezcamos viviremos más años y con mejor calidad de vida.
Al cuerpo hay que darle alimentos adecuados, reposo, mantener un permanente tratamiento higiénico-dietético. Hay parámetros muy estudiados en el cuerpo que señalan cualquier desvío de lo normal, y de los cuales la medicina es la encargada de realizar los correspondientes tratamientos. La Medicina es la ciencia que se encarga de las enfermedades, el Psicoanálisis se encarga de la salud.
Al psiquismo, también, hay que proporcionarle lo que precisa, los alimentos y cuidados pertinentes: dormir ya que el sueño es el guardián del reposo, hablar, leer, escribir, amar y gozar con todas sus metáforas: sexualidad, creación, pensamientos y proyectos sociales. Cuando el psiquismo nos avisa que algo no funciona bien en el sujeto o algo se detiene en su crecimiento, el psicoanálisis se encarga de tratarlo, con la característica de que no es necesario estar enfermo para psicoanalizarse, pues el psicoanálisis es la ciencia encargada de la salud.
De la AGRESIVIDAD para comenzar a pensarla, debemos diferenciar agresión y agresividad. La agresividad es estructural, necesaria y una cierta cuota de ella es imprescindible. La agresión habla de una dificultad para hablar, un lugar donde no se pudieron poner palabras y se terminó poniendo el cuerpo, una dificultad con los límites, algo social puesto en una escena, a veces de manera privada. Y esto nos lleva a puntuar de manera concreta y precisa que el fútbol no genera violencia, ni agresividad. La agresividad es constitutiva del sujeto al sentirse despedazado, roto, incompleto frente a la “aparente”, “falsa” completud y armonía del otro semejante. Lo importante es cómo hacemos, cómo nos manejamos con esa agresividad, cómo lo elaboramos, si se trabaja y canaliza a través de la palabra, en los pactos será una cosa, si se pretende resolver con el cuerpo, o con la acción será otra muy diferente.
Al fútbol como en cualquier otra actividad acude a veces gente violenta, lo que no significa en absoluto que el fútbol genere violencia, con lo que cualquier medida coercitiva en el fútbol o investigación genética, que no tenga en cuenta la intolerancia, la agresividad, la envidia y el narcisismo de las pequeñas diferencias, (que también anidan en el inconsciente) estará trabajando desde la ceguera del investigador, del director deportivo. Para empezar, comencemos por nosotros mismos.
El humano se mueve desde que nace en un intervalo entre la vida y la muerte. El límite entre ambos es prácticamente inexistente. Y hay fuerzas en el humano (llamadas pulsiones) pulsión de vida, que se parecen a los instintos de supervivencia en los animales y ayudan a mantener la vida del individuo, en ella se buscan satisfacer cuestiones básicas: comida, bebida, descanso, satisfacciones sexuales, orden, etc. Así mismo sabemos que toda vida tiene una dirección inevitable hacia un final; y en el hombre conviven ambas fuerzas, ambas pulsiones: las de vida o Eros y las de muerte o Tánatos.
La vida se prolonga cuando hay un equilibrio entre ambas pulsiones, en el caso de un pulso, un conflicto entre ambas, casi siempre gana por norma general la pulsión de muerte, avisando previamente con una enfermedad, una dolencia, una minusvalía. Todos conocemos gente que debe cuidarse mejor con respecto, al tabaco, comida, compañías, velocidad con el coche, consumo de sustancias, amores perjudiciales y sin embargo no lo hace, y generalmente hay varios avisos (pequeños percances) antes de un desenlace fatal (por ejemplo un accidente, depresión o un cáncer). También todos conocemos personas que llegan a edades avanzadas y tienen una energía y vitalidad encomiables, debe haber cuidado la salud y trabajado intensamente, ya que la salud se construye. No existe salud sin trabajo. Aunque hay gente que trabajó mucho y no tiene salud, pero debería preguntarse si se cuidó para llegar a esa edad.
La vejez es aceptar la edad que uno tiene, el que la acepta, puede hacer todo lo que corresponde a esa edad y desea; y he de decirles que las funciones no envejecen, la mirada y la voz pueden tener toda la energía que se quiera y el sexo no cae. Tratar de ocultar el paso de los años es la única vejez. Los “ex deportistas” deben ser pensados.
Cuando trabajamos construimos vida, cuando descuidamos el trabajo o las relaciones sociales, construimos muerte. La riqueza de un hombre es la riqueza de sus relaciones sociales, y a veces durante la vida vamos cometiendo pequeños micro-suicidios, excesos en la comida, la bebida, el amor que puede alimentar una actitud suicida. Ningún negocio, club, equipo fracasa de un día para otro. Cuando una Institución, un club, una empresa fracasan, revísenlo y verán que se han ido construyendo a veces durante años, actitudes en contra de la empresa que la terminan llevando al abandono, al despedido, al descenso de categoría o la desaparición.
Esto se puede apreciar en los jugadores de fútbol con cierta frecuencia, en las expulsiones, sanciones, incluso en el mecanismo etiopatogénico de algunas lesiones musculares, que impiden al jugador participar en importantes eventos.
LA RESIGNACIÓN (el que siente que nada bueno se merece) y el Autoreproche (el que piensa que no sirve, que no vale para nada) o el esclavo (que busca malos trabajos o mal pagados) son otras formas de expresión del sentimiento de culpa.
Tenemos cuerpo y psiquismo. No se puede vivir sin lo uno y tampoco sin lo otro. Los dos son imprescindibles y depende de cómo lo pensemos, lo cuidemos, lo protejamos, lo fortalezcamos viviremos más años y con mejor calidad de vida.
Al cuerpo hay que darle alimentos adecuados, reposo, mantener un permanente tratamiento higiénico-dietético. Hay parámetros muy estudiados en el cuerpo que señalan cualquier desvío de lo normal, y de los cuales la medicina es la encargada de realizar los correspondientes tratamientos. La Medicina es la ciencia que se encarga de las enfermedades, el Psicoanálisis se encarga de la salud.
Al psiquismo, también, hay que proporcionarle lo que precisa, los alimentos y cuidados pertinentes: dormir ya que el sueño es el guardián del reposo, hablar, leer, escribir, amar y gozar con todas sus metáforas: sexualidad, creación, pensamientos y proyectos sociales. Cuando el psiquismo nos avisa que algo no funciona bien en el sujeto o algo se detiene en su crecimiento, el psicoanálisis se encarga de tratarlo, con la característica de que no es necesario estar enfermo para psicoanalizarse, pues el psicoanálisis es la ciencia encargada de la salud.
De la AGRESIVIDAD para comenzar a pensarla, debemos diferenciar agresión y agresividad. La agresividad es estructural, necesaria y una cierta cuota de ella es imprescindible. La agresión habla de una dificultad para hablar, un lugar donde no se pudieron poner palabras y se terminó poniendo el cuerpo, una dificultad con los límites, algo social puesto en una escena, a veces de manera privada. Y esto nos lleva a puntuar de manera concreta y precisa que el fútbol no genera violencia, ni agresividad. La agresividad es constitutiva del sujeto al sentirse despedazado, roto, incompleto frente a la “aparente”, “falsa” completud y armonía del otro semejante. Lo importante es cómo hacemos, cómo nos manejamos con esa agresividad, cómo lo elaboramos, si se trabaja y canaliza a través de la palabra, en los pactos será una cosa, si se pretende resolver con el cuerpo, o con la acción será otra muy diferente.
Al fútbol como en cualquier otra actividad acude a veces gente violenta, lo que no significa en absoluto que el fútbol genere violencia, con lo que cualquier medida coercitiva en el fútbol o investigación genética, que no tenga en cuenta la intolerancia, la agresividad, la envidia y el narcisismo de las pequeñas diferencias, (que también anidan en el inconsciente) estará trabajando desde la ceguera del investigador, del director deportivo. Para empezar, comencemos por nosotros mismos.
El humano se mueve desde que nace en un intervalo entre la vida y la muerte. El límite entre ambos es prácticamente inexistente. Y hay fuerzas en el humano (llamadas pulsiones) pulsión de vida, que se parecen a los instintos de supervivencia en los animales y ayudan a mantener la vida del individuo, en ella se buscan satisfacer cuestiones básicas: comida, bebida, descanso, satisfacciones sexuales, orden, etc. Así mismo sabemos que toda vida tiene una dirección inevitable hacia un final; y en el hombre conviven ambas fuerzas, ambas pulsiones: las de vida o Eros y las de muerte o Tánatos.
La vida se prolonga cuando hay un equilibrio entre ambas pulsiones, en el caso de un pulso, un conflicto entre ambas, casi siempre gana por norma general la pulsión de muerte, avisando previamente con una enfermedad, una dolencia, una minusvalía. Todos conocemos gente que debe cuidarse mejor con respecto, al tabaco, comida, compañías, velocidad con el coche, consumo de sustancias, amores perjudiciales y sin embargo no lo hace, y generalmente hay varios avisos (pequeños percances) antes de un desenlace fatal (por ejemplo un accidente, depresión o un cáncer). También todos conocemos personas que llegan a edades avanzadas y tienen una energía y vitalidad encomiables, debe haber cuidado la salud y trabajado intensamente, ya que la salud se construye. No existe salud sin trabajo. Aunque hay gente que trabajó mucho y no tiene salud, pero debería preguntarse si se cuidó para llegar a esa edad.
La vejez es aceptar la edad que uno tiene, el que la acepta, puede hacer todo lo que corresponde a esa edad y desea; y he de decirles que las funciones no envejecen, la mirada y la voz pueden tener toda la energía que se quiera y el sexo no cae. Tratar de ocultar el paso de los años es la única vejez. Los “ex deportistas” deben ser pensados.
Cuando trabajamos construimos vida, cuando descuidamos el trabajo o las relaciones sociales, construimos muerte. La riqueza de un hombre es la riqueza de sus relaciones sociales, y a veces durante la vida vamos cometiendo pequeños micro-suicidios, excesos en la comida, la bebida, el amor que puede alimentar una actitud suicida. Ningún negocio, club, equipo fracasa de un día para otro. Cuando una Institución, un club, una empresa fracasan, revísenlo y verán que se han ido construyendo a veces durante años, actitudes en contra de la empresa que la terminan llevando al abandono, al despedido, al descenso de categoría o la desaparición.
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