Existen diferentes tipos de necesidades: una de ellas es la necesidad básica, que corresponde con cubrir una serie de cuestiones (casa, comida, puntos suficientes para no descender…) y no entreno más, no me implico más, no estudio más, ¿para qué? También existen otras necesidades creadas, deseantes que corresponden con otros principios, otra realidad, donde se huye del confort intelectual, se tiende a la utopías (aún sabiendo que no existen) donde siempre hay alguien mejor que uno, siempre alguien más grande, siempre la posibilidad de otro campeonato, de más puntos, dinero, amigos, conocimientos, siempre hay un amante mejor que uno mismo, y esa es la manera de pensar de un buen amante, un líder, un campeón.
Otro tipo de necesidades son: económicas, afectivas y sociales.
Necesidades donde nos conformamos con lo justito y que no me molesten: ganar el dinero suficiente para pagar la hipoteca, el colegio…y que no me molesten con más. Este tipo de necesidades corresponden con la satisfacción de un principio psíquico: el Principio del Placer, que tiende al menor gasto posible de energía, la ley del mínimo esfuerzo, tiende a la quietud, al reposo, tiende a un consumo de energía cero. Sucede que no puede funcionar sólo por mucho tiempo pues espeligroso, ya que la tendencia a la parálisis completa, a la quietud total puede llevar al sujeto a la muerte. Por ello existe otro principio psíquico: el Principio de Realidad que le hace al sujeto moverse, implicarse, crecer, motivarse.
Los límites del saber son los límites del principio de placer, por eso que cuando los límites del saber los impone el conocimiento, el saber conocido, no hay goce del saber. El goce del ejercicio del saber es el goce de su adquisición, y si el encuentro con el saber fue doloroso, angustioso o produjo culpa, habrá que saber arreglárselas con esta señales que el yo emite para el sujeto cada vez que ejerza el saber o no habrá goce del saber y el sujeto vivirá sin poder gozar de sus conocimientos, de sus saberes, vivirá en siglos anteriores, vivirá en frases anteriores.
El humano necesita siempre una zanahoria para andar, un compromiso para levantarse de la cama, ya que si nos dejamos gobernar por el llamado Principio de Placer, empezamos cediendo en las palabras y terminamos cediendo en los hechos. Empezamos dejando de entrenar, aislándonos, no comprometiéndose con nada y podemos llegar a enfermar e incluso antes de tiempo llegar a un desenlace fatal. Y la muerte forma parte de la vida, es el último punto, pero se trata de llegar a ella lo más tarde posible.
Todo se construye en el sujeto. Se construyen grandes equipos y también se construyen equipos mediocres. Ganadores natos, significa no que nacieron ganando, ya que todos nacimos perdiendo, sino que fueron capaces de poner límites al Principio del Placer, de renunciar a lo cómodo e inmediato, postergándolo para conseguir algo mejor. Aprender a decir: NO, es civilizador, y sólo el que sabe decir No, puede emitir un SI verdadero.
Generalmente las necesidades afectivas, los reconocimientos sociales son más importantes que los económicos, y un motor para que el jugador continúe entrenando, los directivos sigan trabajando y el club lleve adelante su proyecto deportivo, aunque no lo necesiten para comer o ya alcanzásemos los objetivos.
Trabajar más allá de lo que se necesita, es un acto de amor, porque se genera más trabajo para otros, se crean puesto de trabajo, circula más dinero y estas extensiones en el equipo, de lo grupal, son las que pueden hacer histórico a un club.
El sujeto es social, a la institución le interesa la eficacia y al grupo la historia.
Si hay grupo hay equipo.
Conviene rescatar una relación importante entre necesidad, demanda y deseo, en cualquier actividad humana. Las necesidades producen demandas. Demandar es pedir, solicitar, con ello nos implicamos como sujetos y el deseo siempre se construye. Sólo somos capaces de demandar algo si tenemos una necesidad. Esto conlleva un trabajo, y el trabajo no se puede realizar sin deseo. Dependerá qué tipo de deseo, el resultado será uno u otro. Se gasta tanta energía en suspender como en aprobar, se gasta tanta energía en entrenar como en vaguear. La energía no se destruye, se transforma. Por eso podemos estar más cansados y enfadados cuando no hacemos las cosas bien, que cuando hemos cumplido con nuestros derechos y deberes.
Otro tipo de necesidades son: económicas, afectivas y sociales.
Necesidades donde nos conformamos con lo justito y que no me molesten: ganar el dinero suficiente para pagar la hipoteca, el colegio…y que no me molesten con más. Este tipo de necesidades corresponden con la satisfacción de un principio psíquico: el Principio del Placer, que tiende al menor gasto posible de energía, la ley del mínimo esfuerzo, tiende a la quietud, al reposo, tiende a un consumo de energía cero. Sucede que no puede funcionar sólo por mucho tiempo pues espeligroso, ya que la tendencia a la parálisis completa, a la quietud total puede llevar al sujeto a la muerte. Por ello existe otro principio psíquico: el Principio de Realidad que le hace al sujeto moverse, implicarse, crecer, motivarse.
Los límites del saber son los límites del principio de placer, por eso que cuando los límites del saber los impone el conocimiento, el saber conocido, no hay goce del saber. El goce del ejercicio del saber es el goce de su adquisición, y si el encuentro con el saber fue doloroso, angustioso o produjo culpa, habrá que saber arreglárselas con esta señales que el yo emite para el sujeto cada vez que ejerza el saber o no habrá goce del saber y el sujeto vivirá sin poder gozar de sus conocimientos, de sus saberes, vivirá en siglos anteriores, vivirá en frases anteriores.
El humano necesita siempre una zanahoria para andar, un compromiso para levantarse de la cama, ya que si nos dejamos gobernar por el llamado Principio de Placer, empezamos cediendo en las palabras y terminamos cediendo en los hechos. Empezamos dejando de entrenar, aislándonos, no comprometiéndose con nada y podemos llegar a enfermar e incluso antes de tiempo llegar a un desenlace fatal. Y la muerte forma parte de la vida, es el último punto, pero se trata de llegar a ella lo más tarde posible.
Todo se construye en el sujeto. Se construyen grandes equipos y también se construyen equipos mediocres. Ganadores natos, significa no que nacieron ganando, ya que todos nacimos perdiendo, sino que fueron capaces de poner límites al Principio del Placer, de renunciar a lo cómodo e inmediato, postergándolo para conseguir algo mejor. Aprender a decir: NO, es civilizador, y sólo el que sabe decir No, puede emitir un SI verdadero.
Generalmente las necesidades afectivas, los reconocimientos sociales son más importantes que los económicos, y un motor para que el jugador continúe entrenando, los directivos sigan trabajando y el club lleve adelante su proyecto deportivo, aunque no lo necesiten para comer o ya alcanzásemos los objetivos.
Trabajar más allá de lo que se necesita, es un acto de amor, porque se genera más trabajo para otros, se crean puesto de trabajo, circula más dinero y estas extensiones en el equipo, de lo grupal, son las que pueden hacer histórico a un club.
El sujeto es social, a la institución le interesa la eficacia y al grupo la historia.
Si hay grupo hay equipo.
Conviene rescatar una relación importante entre necesidad, demanda y deseo, en cualquier actividad humana. Las necesidades producen demandas. Demandar es pedir, solicitar, con ello nos implicamos como sujetos y el deseo siempre se construye. Sólo somos capaces de demandar algo si tenemos una necesidad. Esto conlleva un trabajo, y el trabajo no se puede realizar sin deseo. Dependerá qué tipo de deseo, el resultado será uno u otro. Se gasta tanta energía en suspender como en aprobar, se gasta tanta energía en entrenar como en vaguear. La energía no se destruye, se transforma. Por eso podemos estar más cansados y enfadados cuando no hacemos las cosas bien, que cuando hemos cumplido con nuestros derechos y deberes.
Continúa.
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