Marco cinco objetivos fundamentales, a la hora de plantear la ponencia, en la que Implicación, Tolerancia y Escucha, son tres conceptos anudados entre sí de manera tal que su eficacia es máxima cuando actúan los tres al unísono.
1) Trabajar la tolerancia y la humildad, como base de toda sinergia entre la alta
dirección y los mandos intermedios (Directiva y Técnicos del club)
2) Discriminar el trabajo del trabajador y lo laboral de lo familiar, para poder alcanzar un nivel ético en la toma de ciertas decisiones: contratos, despidos, sanciones, relaciones internacionales, premios, prensa, lesiones reiteradas…
3) Reconocer y detectar afectos tales como los celos, el amor, la envidia, la culpa…por resultar un eficaz “instrumento de conocimiento” en la dirección basada en la anticipación y la sorpresa. Prevenir, si es posible, es rentable.
4) Técnica y estrategia en las entrevistas, negociaciones y conversación en general, donde “la escucha” es una herramienta privilegiada para poder interpretar la implicación del grupo de trabajo.
5) Por último esgrimir cuestiones de salud como producción, fundamental para los proyectos a medio y largo plazo en un directivo, trabajando para ello cuestiones como la incertidumbre y la angustia.
La alta dirección, como la cumbre de una montaña, es una meseta desde dónde mirada y voz no hubieran sido posibles sin la exquisita “tolerancia” del que permite el crecimiento de los técnicos, jugadores y empleados de la institución deportiva.
El Líder sabe que cuando se necesita corregir alguna actitud en algún trabajador del club, el primero que se “implica” aceptando que la ley no está para ser cumplida ni para castigar, si no para legislar, el primero que debe estar de acuerdo con el proyecto y las normas es él mismo. La gran responsabilidad que acompaña al Líder (por implícita en el sueldo) debe estar asesorada por profesionales especialitas en la materia.
Se impone preguntar: ¿Cómo se construye un Líder?
Ley, límites y crecimiento hay para todos, algunos no obstante, no podrán. Un Líder no nace, se hace en todos los casos.
La ley es un derecho no un deber. Las leyes legislan para que en caso de infringirlas, la condena impuesta por el castigo cometido, reintegre al infractor de nuevo en lo social. Ejemplo de ello es cuando debemos sancionar a un directivo, jugador o técnico, y no tanto “por” lo que hizo sino “para” que pueda continuar en el futuro perteneciendo a la Institución.
Un Líder, un directivo debe saber escuchar el momento en el que se debe sancionar sin postergar la decisión y sin menoscabo de la valía del sancionado, ya que todos nos hemos marcado alguna vez un gol en propia portería.
El problema de “la miseria de las masas”, son los dirigentes, porque nadie quiere ser líder. Todos buscamos amo y preferimos ser mandados en busca de un goce aunque sea necio, mezquino y primitivo. Por eso que un Líder no debe “ser manejado” por los gustos y las opiniones. Sabemos que lo valioso son los criterios, es decir las ideas de cómo se hacen las cosas correctamente sin preocuparse de los resultados, pues los efectos ya se evaluaran en otro contexto. Las opiniones son siempre personales y los criterios responden a una política economía empresarial.
Es muy difícil ser joven (correspondencia entre lo social, lo psíquico y lo económico) y, generalmente tenemos la edad de nuestros prejuicios (neuróticos frente a cualquier novedad). Así por ejemplo el dolor es actualmente “más moneda de cambio” que el dinero. Es más frecuente envidiar que admirar y a veces despilfarramos el tiempo y el dinero intentando “hacer hablar” a un mono, en lugar de “escuchar” al jugador y al técnico. Sabemos que si un mono hablara (fonética y anatómicamente imposible) no sería un mono, sería un hombre hablando, es decir que un Líder se hace, se produce.
No hay innato que no haga referencia al reino animal. En el humano hay pulsión, deseo, comienzo, trabajo, con ello remarcamos que un directivo debe aceptar que el club de fútbol que dirige nació antes que él y después seguirá caminando, con lo que puede haber proyectos a largo plazo que podemos comenzar sabiendo que podemos no verlos concluir y, que otros vendrán que lo inaugurarán. Al igual que nuestros antecesores nos facilitaron los privilegios de esta vida que gozamos actualmente. Con lo que la Escucha de los obstáculos en los proyectos a largo plazo es fundamental en todo líder.
Si el humano no tiene Instituciones sociales, se las construye imaginariamente, (fantasmáticamente) lo que denominamos: “instituciones sintomáticas privadas”. De cómo construir un Líder estamos hablando, porque somos animales de horda, es decir, la familia o la llevamos fuera o la padecemos dentro (no se puede no tener familia) no se puede nada en soledad, ni la muerte, siempre habrá recuerdos acompañando o el olvido a nuestro lado. No se puede libertad máxima sin estar anclado, atado, sometido a lo que me permite y construye esa cierta libertad. Por todo ello un Líder debe ser un experto deportista de la humildad. El trabajo es un don.
Y podemos lanzar culpas sobre todo lo que nos rodea, protestar por todo lo que pasó, pero la infancia sólo existe para aquel que se construyó una infancia. El pasado no existe como ya pasado. Existirá un pasado si en el sujeto hay un futuro que lo comanda, que lo determina, y esto no esperen encontrarlo en el supermercado, ni se trata de estar o no de acuerdo. Quiere decir que un club sólo tendrá historia si tiene futuro, en caso contrario formará parte de la historia de otras Instituciones. Es desde el 2001 que se pudo designar cual fue el mejor club de fútbol del siglo XX.
El Líder es lo que cohesiona al grupo deportivo y una de las funciones básicas es la confianza en la delegación, de donde se deduce que si un Líder se muestra deseante, contagia el deseo a otros; por el contrario si le acompaña las dudas, aunque se disimulen se transmiten inconscientemente, a todo el plantel deportivo que dirige.
El crecimiento del grupo, que se lidera, pasa por el Proyecto Deportivo en el que sabemos que son los dirigentes los que piensan la estructura del club dentro de la cual se encuentran los eslabones de cada puesto de trabajo y función en el equipo. Y como no hay una psicología colectiva o del equipo que no sea la psicología del sujeto psíquico, es decir, lo colectivo no es otra cosa que el sujeto de lo individual, el sujeto psíquico. Y como el hombre es tiempo, por eso cuando trabajamos con un grupo, el tiempo es el tiempo colectivo, que es el tiempo del sujeto psíquico. Entonces un Líder para construirse una escucha, no debe responder rápidamente a las cuestiones que en su función se plantean, sino que debe aprender a preguntarse, interrogarse abre el pensamiento, porque la ideología siempre es cerrada, se transmite inconscientemente como las creencias y modos de cada sujeto como procesos únicos y ciertos. Cunado un Líder debe aprender a pensar, interrogar, porque para preguntar, uno tiene que tener muchas respuestas, muchas lecturas.
Sabemos que la dialéctica que rige las relaciones de producción, es la de Hegel, en la que el esclavo: goza pero no sabe y el amo: no goza pero sabe. Todo líder debe aceptar que en algún lugar hay uno más grande y mejor que él. Podrá crecer y colaborar en que otros crezcan. Cada crecimiento de cada uno de los que conforman el grupo, es un crecimiento del grupo. Un líder debe saber que si algún integrante del grupo no se alegra del éxito de un compañero, está imposibilitando sus propios éxitos y el de sus compañeros. Habrá de intervenir en situaciones conflictivas y para ello debe estar asesorado por profesionales en las relaciones grupales que siempre son transferenciales (movilidad de afectos hacia personas y vivencias de la infancia del sujeto escenificadas en el presente)
En la antigüedad a los jerarcas, a los jefes, a los reyes, los maltrataba el pueblo si los resultados no esperan los esperados, por ejemplo si no llovía los podían tener sin comida como castigo, incluso los decapitaban y aunque pasaron los siglos algo de ese maltrato al jefe, al líder permanece, aunque sea verbalmente, la hostilidad se elabora muchas veces por medio del chiste y hay una infinidad de chistes sobre el jefe. Y esto se debe a la figura de autoridad que representa el Líder. Sobre las figura de autoridad se transfiere (transferencia inconsciente) sentimientos hacia el padre. Al padre se le quiere mucho pero también se lo odia un poco (ambivalencia afectiva), porque fue el primero en poner límites, en decir que no: eso no se hace. Más tarde descubrimos que si se puede ese no, el resto es más sencillo; si no se pudo “ese no a nada en concreto” se transfiere, se traslada allá donde haya una figura de autoridad como sucede en el fútbol.
La complejidad del tema nos lleva al concepto de Tiempo. Un partido de fútbol profesional, está pautado que se dispute en dos tiempos de cuarenta y cinco minutos. Y según el desarrollo del mismo la hora y media puede discurrir rápida o lentamente, esto se vive así por todos, dependiendo del resultado, la vistosidad del juego, la pertenencia de cada sujeto y otra serie de cuestiones subjetivas. Esto se debe a que hay un Tiempo Cronológico (real), mensurable, pautado previamente que es un suceder continúo, lineal desde el pasado al futuro pasando por el presente; y también hay un Tiempo Psíquico (histórico), discontinúo, no medible, recurrencial ya que está sobredeterminado por el futuro, es decir desde el resultado final; por eso los hechos sólo existen desde el final que produce la interpretación de ese tiempo diferente para cada sujeto. Por eso decimos el hombre es tiempo.
El tiempo psíquico, es un tiempo tal qué: lo segundo es lo primero, y sin tres no hay dos, y primero se manejan los números naturales (sin saber sumar) después se aprende a operar y cuando se aprendió a operar lo que funcionan no son los números (que pueden ser sustituidos por letras) lo que existen son las operaciones. Y además los números que llamamos naturales son artificiales (son productos del símbolo)
Anotar los goles, tener en cuenta la diferencia de goles o el valor doble en caso de empate es un acuerdo previo de los hombres, es un pacto que se realizo y que no siempre existió. Recordemos que al principio los futbolistas no llevaban dorsales en la espalda, que fue un producto del pensamiento humano de los dirigentes de la época. Podemos decir que sin las matemáticas no habría resultado final en los partidos, ni quinielas, ni teléfonos, ni…
La Aparición del símbolo rompió para siempre la relación de dos conjuntos reales y uno imaginario, siendo desde entonces la articulación de un conjunto real, uno imaginario y otro simbólico, lo que permite el intercambio, la producción de las matemáticas, la fórmula de la velocidad, las máquina herramienta etc.
Un Líder debe conocer, en su práctica deportiva, que la eficacia es posible gracias a la articulación de diferentes disciplinas en un campeonato de fútbol profesional. Hoy no se puede concebir el fútbol sin la medicina, el derecho, la informática, la prensa, publicidad y marketing…
Confundir grandeza con fuerza en el pensamiento y en las decisiones, significa no disponer de fortaleza y haber perdido la grandeza. Un directivo debe saber Escuchar y poder discernir entre grandeza y fuerza, entre el poder de decisión y la decisión del poder. Se dispone de poder cuando no se lo usa. Si se usa el poder, ya no es poder es fuerza y con fuerza se puede vencer al otro, pero no se convence a nadie. Un directivo debe saber Escuchar la diferencia entre vencer y con-vencer. No es el Líder o el jefe el que despide a un técnico, a un jugador suele ser el propio trabajador el que se auto despide por el número de errores cometidos sin reconocer ni rectificarlos. El Líder debe comunicar el despido y si no fuéramos en el trabajo tan buenos seríamos mejores. Y cuando corresponde despedir a más de dos trabajadores, previamente contratado por él mismo, debe plantearse el Líder si está o no de acuerdo con el proyecto empresarial y deportivo. Un Líder, debe cuidar su salud mental y laboral. No interesa destacar, interesa que se desarrolle el proyecto.
El lugar del liderazgo es una gran diana de Identificaciones para toda la plantilla deportiva, por ello debe reconocer sus propios afectos de celos, envidia, miedo, amor, odio... y los sentimientos del grupo de trabajo, porque bien gestionados son fuerzas, energía a favor del grupo y por ende del proyecto. Desconocer estos conceptos no exime de padecerlos a modo de angustia, hostilidad, presiones añadidas que pueden llevar al conflicto e incluso enfermar.
Del libro: FÚTBOL Y PSICOANÁLISIS (próxima publicación)
Autor: Dr. Carlos Fernández
Nº de Reg. Prp. Intelectual: 6190/2010
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