Con este poema te deseo lo mejor para el año 2010, que como todos, nace abierto a cualquier novedad para el que sea capaz de construirla.
ALCALÁ DE HENARES
Conoció largos inviernos, la ciudad valiente,
de oficiales muertos sin vestir trincheras
donde hubo silencios prolongados sin dar
la espalda a banderas de cigüeñas.
Se mantuvo el verbo presente,
la noche en cada almohada y aquella
extensión que no comprendía
te fue abriendo de mujer la frente
y la palabra dada, verso a verso, te abrazó.
Alejado de lo capital, la distancia precisa
para la huida imposible, y
acompañando la sonrisa con:
buenas tardes señora, un abrazo, para el director
fuimos tomando posiciones.
Los más adustos junto a la muralla
al este de la piedra los recuerdos y al norte del verdor todo es azul.
Enterramos algún muerto, algunos
no llegaron a nacer. Tuvimos desertores
y ancianos bailando en cada misa
la alegría de nuestra llegada.
Visitamos la cárcel por dentro, como médicos,
los colegios con su claustro en nuestros versos
y los tallos caídos de secar lágrimas guardamos
en museos hurtados al ejército amigo
donde nadie habla cuando algo se descubre.
Las mujeres torturadas y ocultas durante siglos,
como almendras garrapiñadas,
por la pasión acudían, en oleaje, de todos lados.
Mujeres que nunca habían llorado,
hembras sin perdón, proscritas y mudas ancianas
niñas jugando a ser la profesora celosa o
la madre del canto futuro del ruiseñor.
Tantas mujeres recibimos, tanta alegría de poder hablar
que un día tomamos una emisora de radio y
con la fuerza del verso los jueves declamábamos
señora María es la hora: “Poeta del mediodía”.
Ya nunca habrá semana sin amor,
don mejor sin poema, niño sin lapicero
ni grupo sin director, enamorados de ser semillas del cantor.
Y cuando para seguir creciendo,
por ley, nos dividimos en pedazos exactamente desiguales y
compramos suelo, estábamos aceptando,
del futuro la deuda que no se puede condonar.
Tapizamos con poemas las calles,
en los suburbios brillantes de ignorancia
en tu mesilla de noche despoblada de amor
pusimos tiendas de campaña y donamos libros
miles de revistas difundimos y aprendimos a pintar
en las paredes de tu casa para que fueran hogar.
Y el señor de los inventos
con su cordón universal de creación
trajo músicos a la fiesta ya que había buenas letras
sólo faltaba quien musicara lo que llegaría a ser
una vida de película.
Y no olvidó las tardes de hospital, ciego y mudo de suerte,
abanderando el vaivén del río en su cadencia de volver
al cauce del pasado siempre como melancolía.
No lo olvido, en los papeles de la ciudad escribí y
otros nacieron de aquella gesta en la tarea de seguir
y en el juzgado firmé ser amante y bajo tu techo
deseante persevero para que en Alcalá haya juventud.
de oficiales muertos sin vestir trincheras
donde hubo silencios prolongados sin dar
la espalda a banderas de cigüeñas.
Se mantuvo el verbo presente,
la noche en cada almohada y aquella
extensión que no comprendía
te fue abriendo de mujer la frente
y la palabra dada, verso a verso, te abrazó.
Alejado de lo capital, la distancia precisa
para la huida imposible, y
acompañando la sonrisa con:
buenas tardes señora, un abrazo, para el director
fuimos tomando posiciones.
Los más adustos junto a la muralla
al este de la piedra los recuerdos y al norte del verdor todo es azul.
Enterramos algún muerto, algunos
no llegaron a nacer. Tuvimos desertores
y ancianos bailando en cada misa
la alegría de nuestra llegada.
Visitamos la cárcel por dentro, como médicos,
los colegios con su claustro en nuestros versos
y los tallos caídos de secar lágrimas guardamos
en museos hurtados al ejército amigo
donde nadie habla cuando algo se descubre.
Las mujeres torturadas y ocultas durante siglos,
como almendras garrapiñadas,
por la pasión acudían, en oleaje, de todos lados.
Mujeres que nunca habían llorado,
hembras sin perdón, proscritas y mudas ancianas
niñas jugando a ser la profesora celosa o
la madre del canto futuro del ruiseñor.
Tantas mujeres recibimos, tanta alegría de poder hablar
que un día tomamos una emisora de radio y
con la fuerza del verso los jueves declamábamos
señora María es la hora: “Poeta del mediodía”.
Ya nunca habrá semana sin amor,
don mejor sin poema, niño sin lapicero
ni grupo sin director, enamorados de ser semillas del cantor.
Y cuando para seguir creciendo,
por ley, nos dividimos en pedazos exactamente desiguales y
compramos suelo, estábamos aceptando,
del futuro la deuda que no se puede condonar.
Tapizamos con poemas las calles,
en los suburbios brillantes de ignorancia
en tu mesilla de noche despoblada de amor
pusimos tiendas de campaña y donamos libros
miles de revistas difundimos y aprendimos a pintar
en las paredes de tu casa para que fueran hogar.
Y el señor de los inventos
con su cordón universal de creación
trajo músicos a la fiesta ya que había buenas letras
sólo faltaba quien musicara lo que llegaría a ser
una vida de película.
Y no olvidó las tardes de hospital, ciego y mudo de suerte,
abanderando el vaivén del río en su cadencia de volver
al cauce del pasado siempre como melancolía.
No lo olvido, en los papeles de la ciudad escribí y
otros nacieron de aquella gesta en la tarea de seguir
y en el juzgado firmé ser amante y bajo tu techo
deseante persevero para que en Alcalá haya juventud.
Carlos Fernández
Querido Carlos, muchas felicidades a ti también. Que disfrutes de las fiestas navideñas y que el nuevo año haga tus proyectos realidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias Helena
ResponderEliminarFelices Fiestas.
ResponderEliminarSoledad